El mito de la "mimetización" del subversivo en la población


"La guerra que los militares enfrentaron fue inédita, excepcional. No era una guerra clásica, sino una guerra asimétrica, con el enemigo mimetizado en la población, sin uniforme. Que combatían un breve tiempo y después volvían a sus roles de ciudadano, confundiéndose con los demás habitantes. Para triunfar en esta guerra, se adoptaron métodos no convencionales, métodos inéditos"

Esta es, sucintamente, la doctrina prevista para la construcción de un aparato de inteligencia y represión contra la denominada "subversión". Doctrina proveniente de la experiencia de Francia en Argelia. Doctrina utilizada para lavarle la cabeza a muchos de los que tomaron la picana y el soplete. Formulada en textos como el Documento Final, pero también diversos apologistas se aprovecharon de ese mamarracho teórico para panfletear. Los mismos represores a las cámaras de televisión repiten estos conceptos. En el siguiente video, los represores Harguindeguy y Díaz Bessone hablan de esta teoría:




En cuanto a los apologistas, el inefable Nicolás Márquez toma las declaraciones de otro imponderable como Vicente Massot. En el libro "La Otra Parte de la Verdad", en la página 103:
Un aporte muy claro al respecto, lo expone el brillante [este señor Márquez llama "brillante" a cualquier papanatas] analista político Dr. Vicente Massot:
"Al tener que pelear contra grupos armados clandestinos, de carácter prioritariamente urbanos, cuya estrategia no se compadece con ningún código ético, de ordinario las FF.AA regulares han optado por sacrificar las leyes en aras del resultado, o sea, de la victoria. En una contienda de naturaleza clásica, entre ejércitos convencionales, la distinción entre justicia y prudencia no siempre es fácil de trazar. En una guerra irregular es prácticamente imposible. La diferencia medieval del ius ad bellum (el derecho a la guerra) y el ius in bello (el derecho en la guerra), en donde aquel hace referencia a la agresión y a la legítima defensa, mientras que el segundo se refiere a la observancia o violación de las reglas y normas escritas y tácitas del combate, supone un consenso previo respecto de esas reglas y normas. Si no existiese, la distinción carece de sentido. El drama de cualquier guerra sucia reside en el hecho de que los soldados quedan enredados en una telaraña mortal: deben actuar como soldados frente a soldados (guerrilleros) que asumen la categoría militar cuando obran como victimarios pero se escudan en su condición de civiles cuando resultan víctimas"

El ideal de Massot, o de la doctrina francesa, es que el soldado sea soldado siempre, y el civil sea civil siempre, de lo contrario se cae en un agujero negro legal donde existe gran riesgo de someterlo a cualquier flagelo. No queda muy en claro por qué eso ocurriría, qué tendría de terrible para adentrarse en un agujero negro de la guerra irregular. Si un soldado de repente quiere comportarse como civil (no aclara Massot qué significa "escudarse en su condición de civil" pero suponemos que se refiere a la mimetización con la población), no se entiende que por ese salto pierda todos sus derechos, o que a los militares les resulte mucho más difícil que a un policía atrapar a un civil delincuente

Y he aquí una punta del problema: si lo dificultoso es que el subversivo "se mimetiza con la población" ¿Qué le queda al delincuente común? También se "mimetiza", carece de uniforme. Sin embargo, ni la doctrina francesa ni tampoco la doctrina militar argentina han desarrollado herramientas teóricas convincentes para separar al delincuente común del guerrillero o "subversivo". Por ejemplo, esto escribía el represor Acdel Vilas en su diario de operaciones sobre el delincuente común y el subversivo:

Ahora bien, con relación a la lucha antisubversiva, debía atenderse -y no se entendía- que la actividad subversiva no era una vulgar actividad de carácter delictivo. Hablar de delincuentes subversivos supone, desde un comienzo, favorecer la subversión, pues la actividad de ésta tiene por finalidad primordial destruir un orden jurídico-social dado y reemplazarlo por otro de fundamento marxista. De ahí su denominación, porque subvierte, justamente , los fundamentos del orden social, no solo en la faz militar sino en todas las manifestaciones de la vida social (cultural, instrucción pública, justicia, administración, economía). La actividad delincuencial, en cambio, integra el orden social, sin poder destruirlo, ya que está prevista y controlada por éste, implicando, sí, una suerte de disfunción dentro de la propia sociedad. Por esta razón (unida a los principios liberales decimonónicos hoy en franca retirada) la ley dota al delincuente "común" (no hay otro) de toda suerte de garantías, pues, sería definitiva, esas garantías jamás van a ser perjudiciales para la sociedad. Aplicar el mismo régimen a los subversivos significaba suicidarse. Era como querer curar una pulmonía con aspirinas...

Los guerrilleros, ni bien eran entregados a la justicia hacían valer las garantías que ésta les ofrecía. En prieta síntesis, las siguientes: cuerpo del delito (constatación fehaciente de los elementos materiales que prueban la perpetración del hecho delictuoso. En materia de armas, por ejemplo, la ley exige que se haga descripción detallada y pormenorizada de ellas, que dicha descripción se haga en acta, que esa acta sea suscripta por el propio imputado y por testigos y que previamente se exhiban las armas al imputado y de ello se deje constancia en acta); insuficiencia de la confesión para fundar una condena de no estar corroborada por el cuerpo del delito y alguna prueba indiciaria; principio de inocencia (la negativa a declarar no puede ser tomada como presunción en contra del procesado y la confesión no puede dividirse en perjuicio de éste sino cuando se constata mendacidad) y el sistema tarifado de apreciación de las pruebas (lo que significa que el juez debe valorar las pruebas según tablas que la ley le dicta, sin poder apartarse de las mismas, aunque su conciencia le indique lo contrario de lo que sentencia, es decir, aunque esté convencido en su fuero íntimo de la culpabilidad del reo debe absolverlo si no están dados los extremos probatorios que la ley regula. Si a esto se une que, en caso de duda objetiva, (la duda subjetiva no está contemplada por la ley) el juez debía absolver y no condenar, se concluirá que es más fácil hacer pasar un camello por el ojo de una aguja, parafraseando el Evangelio, que condenar en sede judicial a un subversivo, quien por lo general sabía de leyes y conocía perfectamente su derecho a guardar silencio sin perjuicio de mentir impunemente. Como si fuera poco, los subversivos tenían aprendido de memoria lo que debían declarar, acusando a los funcionarios que intervinieron en el sumario de apremios ilegales, errores de procedimiento, etc. Los testigos de cargo, son pobres ciudadanos desprovistos de toda protección y de toda consideración por las autoridades, los que en consecuencia, al ser llamados por el juez a ratificar las actas que firmaron, "no saben nada", "no vieron nada", "firmaron sin leer", etcétera.

Vilas dice que las garantías constitucionales nunca van a ser un peligro social si el delincuente común se aprovecha de ella.... pero para el "subversivo" esas mismas garantías (no tomar la insuficiencia de confesión, el principio de inocencia, constatación del cuerpo del delito, etc.) no se podrían aplicar ¿Por qué? No queda para nada claro en su escritura. Según el represor, el subversivo "subvierte" los valores jurídicos-sociales dados, pero el delincuente común no lo hace ¿Por qué el delincuente común no lo haría? ¿Carece de capacidad? Sigue sin entenderse la diferenciación real entre subversivo y delincuente común como para determinar un régimen distinto de investigación y penalización. Quizás en aquellos tiempos la conceptualización del "delincuente común" era muy pobre a diferencia de lo que hoy conocemos sobre la delincuencia de las calles



Panfleto del Ejército Montonero (rama combatiente de la organización) propagandizando su "mimetización" con el pueblo: las fuerzas armadas no están seguras en las calles porque los ojos del pueblo sirven para que Montoneros ataque


En la prensa, Vilas manifiesta actuaciones como la siguiente:

Tuve que aplicar un lema: "Al grano, directo, sin vueltas. Poco planeamiento y mucha acción". Si me decían que en Río Colorado había sospechosos, había un método convencional para aplicar. Infiltrar gente allí y averiguar. Eso demandaba un mes de trabajo. Yo prefería el método directo ¿Cuánta gente hay en Río Colorado? ¿Setecientos habitantes? Bien. Toda la población en cuarentena inmediatamente. Después averiguaremos quién es el guerrillero y quién no
Un método de acción que injustificadamente vulneraba los derechos de todos los habitantes, pero que podría perfectamente aplicarlo Vilas con el delincuente común ¿Por qué no?? ¿Acaso la infiltración demora tiempo??? ¿Entonces con esa lógica no podría aplicarse al delincuente común??? Se continúa con una inexistente división entre las cualidades del delincuente común y la del "subversivo"

enlace donde se encuentra la frase. Véase la página 6 de la nota de "Somos":

https://es.scribd.com/doc/197812933/Tucuman-el-hecho-historico-por-el-General-Don-Adel-Edgardo-Vilas 

(como comentario al margen, es curioso que Nicolás Márquez y Victoria Villarruel se quejen amargamente, incluso con legitimidad, de la cuarentena y las estrictas medidas gubernamentales sobre el coronavirus. Pero cuando ellos hablan del Operativo Independencia y su duro proceder con la población tucumana, para los apologistas fue una labor patriótica del ejército y nos salvaron del comunismo........ para variar, una contradicción más del apologismo)


No es un defecto nacional. En la doctrina francesa de la Guerra Subversiva o Guerra Revolucionaria, tampoco se diferencia rigurosamente entre subversivo y delincuente común, como podrá observar en el siguiente libro "La Guerra Moderna" del coronel Trinquier (este es el libro "fundacional" del lavado de cerebro de la doctrina francesa hacia los argentinos a partir de los años 60 en adelante):

https://pdfcoffee.com/roger-trinquier-la-guerra-modernapdf-2-pdf-free.html 


El coronel francés Trinquier sintetiza su teoría contrainsurgente del siguiente modo. En la página 37-38:
El terrorista sabe que, sorprendido y capturado, no puede esperar que le traten como un criminal ordinario o que se limiten a tomarle prisionero como hacen con los soldados en el campo de batalla. Las fuerzas del orden tienen que aplicarle distintos procedimientos, porque lo que se busca en él no es el castigo de su acción, de la que en realidad no es totalmente responsable, sino la eliminación de su organización o su rendición. En consecuencia, cuando se le interroga no se le piden detalles de su vida ni se le pregunta sobre los hechos que ha realizado con anterioridad, sino precisa información sobre su organización. En particular, sobre quiénes son sus superiores y la dirección de los mismos, a fin de proceder a su inmediato arresto 
Ningún abogado está presente cuando se efectúa este interrogatorio. Si el prisionero ofrece rápidamente la información que se le pide, el examen termina en seguida. Pero si esta información no se produce de inmediato, sus adversarios se ven forzados a obtenerla empleando cualquier medio. Entonces el terrorista tiene que soportar sus sufrimientos, y quizás hasta la misma muerte, sin decir media palabra. El terrorista tiene que aprender a aceptar estas consecuencias como una condición inherente a su función y al método de guerra que él y sus superiores, con perfecto conocimiento de lo que hacían, han escogido

Olvidando por un momento la discusión ética de la declaración (donde se asume tácitamente que la tortura será empleada para obtener la información), es una tesis que ignora al delincuente común como una persona que, incluso si nominalmente no forma parte de una organización, puede comportarse celularmente. Así, la doctrina francesa de Trinquier no concibe la idea de un delincuente común que conoce a otros delincuentes en redes delictivas

Como dije anteriormente, la conceptualización que se hacía del delincuente común era muy pobre, insustancial en comparación con lo que hoy cínicamente consideramos parte de la delincuencia actual. El mismo doctrinario Trinquier, discrimina en la página 33-34 las cualidades del delincuente ordinario, del soldado regular de batalla, del civil que ataca al ejército, y del terrorista (o subversivo)

El criminal ordinario liquida a determinado individuo -usualmente una sola persona- guiado por un propósito especifico. Una vez que alcanza este propósito, deja de ser un peligro para la sociedad, Su crimen se basa en un motivo perceptible, digamos robo, venganza, etc. Para triunfar en su empeño, muchas veces tiene que correr riesgos que pueden conducir fácilmente a su arresto. Su trabajo, pues, se lleva a cabo dentro de un marco conocido. Y esto quiere decir que puede ser puesto en practica un estudiado plan para descubrirle, obteniéndose justicia a la larga, aún cuando en ocasiones el asunto tome algún tiempo

El soldado trata de liquidar a su adversario en el campo de batalla, perfectamente uniformado. Pelea dentro de un marco tradicional controlado por reglas que son aceptadas y respetadas por ambos bandos. Comprendiendo el peligro de su misión, generalmente tiene enorme respeto por su adversario, porque sabe que los dos están corriendo el mismo riesgo. Cuando la batalla ha terminado, los muertos y heridos de ambos campos son tratados con el mismo sentido humanitario. Y los prisioneros son retirados de circulación tan pronto es posible y alejados de toda nueva acción bélica hasta que la guerra haya terminado

Para los civiles que hacen frente a tropas regulares, el hecho de que estén haciendo la guerra sin uniforme, violando las reglas de la guerra tradicional, lo que los exime de la protección de las mismas, los convierte en candidatos a ser fusilados si son hechos prisioneros por sus oponentes. Y este es un riesgo como otro cualquiera 

Pero el caso del terrorista es distinto. No solo hace la guerra sin uniforme, sino que ataca, bien lejos del campo de batalla, a ciudadanos indefensos que, en calidad de inermes, creen estar protegidos por las reglas de la guerra tradicional. Envuelto en una amplia organización que prepara su misión y le ayuda a completarla, siempre está protegido en su retirada y prácticamente no corre riesgo alguno de ser atacado por sus victimas o de ser llevado a los tribunales de justicia. Cuando se le pide que mate a determinada persona, determinado día, en determinado lugar, con el único propósito de crear terror en la población civil, o que provoque la muerte de numerosas personas en determinado lugar publico, generalmente está bien protegido y le es fácil eludir la acción de la policía

Hoy en día, estas explicaciones de la doctrina francesa suenan un tanto infantiles: dudo mucho que alguien se crea la imposibilidad que el delincuente común no tenga protección de algún tipo (ya sea de otros compañeros suyos, de la mafia, de la misma policía, etc.) para conseguir cierta impunidad. O sea, para Trinquier, si un terrorista/subversivo coloca una bomba, sería muy difícil atraparlo con métodos tradicionales; pero si un delincuente común coloca una bomba (sea para matar a alguien en específico, o para facilitar otro delito) mágicamente esa acción es mucho más fácil de ser investigada. Aún para la época en que se escribió ese libro (años 60), los argumentos son rudimentarios; como si Trinquier pensara únicamente en el modelo del ladrón de gallinas como delincuente común, y no se le ocurriera pensar en el gangster o el criminal de guante blanco

También separa al civil que hace la guerra sin uniforme, del terrorista; como si fuesen diferentes ontológicamente y no iguales (ambos sin uniforme, "mimetizados" en la población y nada impide al civil de la guerra atacar bien lejos del campo de batalla)


Pero los militares argentinos omitieron la constitucionalidad no solo por la enseñanza de Trinquier de desbaratar una organización dejando a un costado el individuo que cometió el delito; sino por el convencimiento que las garantías constitucionales no sirven para condenar a un guerrillero a la cárcel, solo sirven para condenar a un delincuente común (como escribe Vilas en su diario de campaña; enseñanza proveniente del libro de Trinquier también)


Esta es una de las razones por las que se le presta excesiva atención al factor "cultural" e "ideológico" de la guerrilla. Si no fuera por la ideología, no habría diferencia en nada con las estructuras de la delincuencia común, y las fuerzas armadas tendrían que admitir que sus métodos son indistintos. La ideología funciona como "quiebre", como punto de inflexión para considerar que la delincuencia guerrillera tiene otros componentes más "movilizantes" que el común (por ejemplo la capacidad de incentivar a las huelgas, el ciclo de la concientización-guerrilla-concientización de más gente, etc.), y por tanto urge más apretadamente desbaratarla porque podría dominar el país aún siendo un pequeño grupo e implantar el comunismo. Con respecto al delincuente común, las fuerzas policiales o el ejército pueden eliminar a muchos de estos delincuentes organizados al punto que muchos de ellos optarían por dispersarse o desarticularse para no sufrir más bajas; es en teoría el instinto de supervivencia del delincuente común y las fuerzas legales tolerarían dicha dispersión como un éxito, aunque luego en el futuro los delincuentes se reagrupen.... 

....Pero la "dispersión" no está contemplada con el delincuente subversivo, porque el guerrillero no delinque en abstracto, sino que además crea una vigencia política que puede desestabilizar el país. Hay que eliminarlo totalmente, no dispersarlo. Dispersarlo es una derrota del ejército. Eliminar todo del guerrillero, incluyendo sus elementos de vigencia política -añadiendo sus militantes políticos-. Es una guerra cultural por consiguiente

Estas enseñanzas "políticas" ya estaban previstas en la doctrina francesa. Tal como Trinquier escribe en el libro "La Guerra Moderna" para referirse a la situación de su país Francia, página 22; 24; 20:

La guerra de hoy es el choque de una serie de sistemas -político, económico, psicológico y militar- que tiende a derrocar el gobierno existente de un país para sustituirlo por otro. Para alcanzar esta meta, el agresor explota hasta el límite la tensión interna del país en su parte ideológica, social, religiosa, económica, etc. En otras palabras, usa cualquier conflicto que pueda tener profunda influencia en la población que va a ser conquistada 

Nuestro ejército en Argelia pasa de los 300.000 hombres, equipados con los más modernos armamentos. Nuestro adversario no tiene más de 30.000, equipados por lo general con armas casi en desuso. Si tuviéramos oportunidad de enfrentarnos a este enemigo en el campo tradicional de batalla, la victoria se obtendría en cuestión de horas. Pero el problema es mucho más complejo. Por eso la lucha tiene más de 6 años, sin que se vislumbre todavía posibilidad de victoria

A pesar de lo que digan las estadísticas, nuestro ejército está empleando, salvo alguna que otra excepción, la misma táctica. Es decir trata de obligar a combatir a nuestro modo a un ejército que constantemente nos elude. Por eso, a pesar de los resultados obtenidos, no podemos reclamar victoria porque, en definitiva, no destruimos al enemigo, sino que más bien lo dispersamos


Todas estas declaraciones escritas por el exponente número 1 de la doctrina francesa, Roger Trinquier, iluminan con precisión que no es un problema de capacidad bélica del enemigo, a todas luces insignificante para el ejército francés. Al parecer dispersar a estos enemigos de escasa capacidad combatiente no es buena idea. El problema es de naturaleza política. Asi que, si algún apologista trasnochado como Nicolás Márquez o Victoria Villarruel te dicen que hubo una guerra, pues perfecto aceptamos esa "guerra": una guerra política, donde los militares indebidamente se metieron en asuntos que no les compete. Se metieron a forzar a la población a que elimine la vigencia política de la "subversión". No fue la guerra estrictamente bélica que es materia de unas fuerzas armadas responsables. Que no se les olvide a los apologistas: una guerra política, donde las fuerzas armadas asesinaron a agentes políticos (incluso cuando mataban a un combatiente en serio, lo mataban como agente político y no como táctica bélica)

Si el enemigo estaba mimetizado con la población, entonces una parte de la población se parecía al enemigo. El rol de las fuerzas represivas es determinar cómo se discrimina y actúa frente a los que se parecen al enemigo. Para la doctrina francesa era claro: el enemigo no es solo el combatiente, sino el civil que simpatiza o milita políticamente a favor de esa fuerza revolucionaria. El peligro no es el conflicto militar solamente, sino "cualquier conflicto" de tipo religioso, social, económico: es decir que los agentes de la sedición no tienen que ser necesariamente militantes que estimulen el conflicto "bélico" (con acciones armadas), sino aquellos que estimulen los conflictos sindicales, ideológicos, etc. Como dirían varias veces los doctrinarios franceses y hasta la película de "La Batalla Argelia", resulta que este enemigo subversivo utiliza tácticas inéditas y originales: desde las tácticas armadas, hasta las tácticas "inéditas" como las no-armadas



Movilizaciones de los argelinos contra los franceses durante su guerra de independencia de los años 1954-1962. Los conflictos laborales (huelgas), universitarios y cualquier movilización; era una de las estrategias de los revolucionarios argelinos (como la organización F.L.N., siglas de "Frente de Liberación Nacional" de Argelia), para "poner en jaque" la gobernabilidad francesa de su colonia. A sabiendas el F.L.N. que no tenía tantos combatientes para enfrentarse a los franceses, pretendía ganar la contienda movilizando a todo un pueblo (ya que ningún ejército va a matar a todos los manifestantes) y haciendo la vida económica imposible con tantas huelgas. Francia aprendería que estaba en una "guerra revolucionaria" donde el enemigo no era solamente un hombre con bombas, sino los agentes políticos que "influenciaban" a los demás a insurreccionarse. El F.L.N. también aprendería que estaban en una "guerra revolucionaria" y por eso armó un aparato armado (encargado de atentados) y un aparato político de adoctrinamiento


Sospechoso del FLN será interrogado por el ejército francés. Guerra de independencia de Argelia


Testimonio de algunos de los atropellos del ejército francés en la guerra de independencia argelina de los años 50



El mugroso falopero de Agustin Laje en su libro "Los Mitos Setentistas" escribe algo interesante: que no importa la diferencia de capacidad ofensiva entre los bandos, porque en una "guerra asimétrica" justamente pasa eso: un bando no tiene tanta capacidad y por consiguiente se vuelve irregular para compensar. Una pelotudez tremenda esa lógica puesto que con ese criterio la lucha contra la delincuencia común, empleando las artimañas argumentativas de Laje, también sería una "guerra irregular" entre delincuentes y policía



Es parecido a Vietnam: los estadounidenses no necesitaban conquistar ningún territorio, porque de hecho ya estaban invadiendo el país. Tenían que conquistar la "mentalidad" de la población ¿Eso cómo lo hacían? ¿Con espiritismo o telepatía? Bueno, no se conquista "así" porque no se puede así. Pero lo que los estadounidenses tenían que hacer eran acciones cívicas y, desde ya, destruir a los enemigos del Viet Cong, que carecían de la capacidad ofensiva para adueñarse de territorios pero cuya existencia permanente, aún escondidos en la selva, era un motivo suficiente para mantener una incidencia política en la población, para que los aldeanos no sintieran simpatía por el "invasor". Algo así como "bueno, me tengo que aguantar al invasor pero sé que están nuestros compatriotas en la selva luchando por nosotros, pensando en nosotros"; y eso repercute en el ánimo social para colaborar o dejar de colaborar con la guerrilla y los soldados de EE. UU., para simpatizar o dejar de simpatizar por una ideología determinada, para reabastecer efectivos o eventualmente insurreccionar las masas 

Se dice que EE. UU. perdió la guerra, pero es que no había nada que ganar o perder: era un conflicto policial-político inherente y no bélico: una vez que los estadounidenses se largaran de Vietnam la población volvería a ser abiertamente simpatizante del Viet Cong. Eso no se arregla con un bombardeo ni luchando por pedazos de tierra; a lo sumo la población oculta durante un tiempo su simpatía para no sufrir el castigo, hasta que se fuera el invasor

(recuérdese que en Vietnam murieron más de 2 millones de vietnamitas, contra 60 mil muertos estadounidenses; una desproporción abismal a favor de EE. UU. Lo que claramente indica que la "derrota" y el conflicto en sí mismo no pasó por una lógica bélica)

Doctrina marcadamente antidemocrática, puesto que si realmente la población apoyaba la política que pretendía la guerrilla, había que dejar que la gente decida en vez de imponerle con una fuerza desmesuradamente superior lo que uno quiere, en contraposición a los designios poblacionales



La "guerra" de Vietnam y la necesidad de conquistar la "mente" de la población vietnamita para alejarla de la incidencia política del Viet Cong, hicieron que los Estados Unidos ejecutara las maniobras más extremas que tomase jamás en un conflicto bélico: desde el bombardeo aéreo más feroz (superando a la segunda guerra mundial) hasta la hiper-destrucción ambiental con el esparcimiento de sus millones de litros del químico herbicida "Agente Naranja" (que hasta el día de hoy provoca gravísimas deformaciones físicas y mentales a la población local), o medidas bélicas extremistas como la llamada "Speedy Express" que ilustra el siguiente video, consistente en rastrillajes masivos y disparar por mera sospecha. La teoría de la "guerra revolucionaria de Vietnam" implicaba conquistar la voluntad de la población a como diera lugar, sin importar su desmesurada ineficiencia en los métodos utilizados 



Video que muestra los catastróficos efectos del "Agente Naranja" esparcido en Vietnam por los aviones de EE. UU. Y todo este desastre en una "guerra" donde murieron muy pocos soldados estadounidenses en comparación con los vietnamitas...... y donde al final perdieron los estadounidenses igual


De manera muy hipócrita, Victoria Villarruel y Nicolás Márquez hablan de una "guerra revolucionaria" pero se les olvida recordarnos que los militares consideraban como "guerra revolucionaria" tanto la destrucción del combatiente como del militante meramente político. Claro, es muy incómodo recordar eso último, puesto que desencaja la visión puramente bélica/antiterrorista que quieren instalar los apologistas con el desprevenido

Paradójicamente, los guerrilleros argentinos mataron a muchas personas por motivaciones más "bélicas" (eliminar la represión o la tortura de la institución castrense y policial) que de vigencia política. Hay pocos asesinatos de la guerrilla vinculados a eliminar una vigencia política de la derecha, que lo que los militares hicieron contra la izquierda. Esto marca las distintas calidades morales/políticas de los grupos en pugna: ambos la guerrilla como las fuerzas armadas consideraban estar en una "guerra revolucionaria", ambos la guerrilla como las fuerzas armadas consideraban que había que dar una lucha en todos los frentes desde el militar hasta el estudiantil..... pero mientras la guerrilla nunca mató masivamente a militantes meramente políticos de la derecha, las fuerzas armadas interpretaban la idea de "dar lucha en todos los frentes" como el asesinato de los combatientes y también militantes políticos. Dos formas muuuuy distintas de ver la "guerra revolucionaria"

En esto la guerrilla argentina no solo se aparta de los represores, sino que se desmarca de sus "pares" asiáticos y árabes, ya que la insurgencia vietnamita y la organización FLN en Argelia se comportaron muy brutalmente sobre la población para atemorizarla y alejarla de la influencia colonial (en el caso argelino, también por las influencias religiosas musulmanas). En Argentina, Montoneros y PRT-ERP no fueron tan despiadados. Por dar un ejemplo, el FLN le podía cortar la nariz a un tipo que violara algún mandamiento musulmán. En Argentina los guerrilleros no hacían eso


Cabe destacar que el delito bélico de "no ponerse uniforme", solo aplicaría a los combatientes de la guerrilla, no a los militantes sindicales, de prensa o estudiantiles de la guerrilla quienes no estarían obligados a portar dicho uniforme. Pues bien: a los represores argentinos no les importó esto; torturaron y asesinaron a TODOS los militantes, tanto combatientes y no-combatientes. El problema no es que, tal como dice Trinquier, aquellos civiles que no portan uniforme y hacen la guerra tengan que ser fusilados; sino que fusilaron a todos los que no tenían la obligación de portar uniforme porque no eran combatientes. Por otro lado, los represores argentinos también asesinaron a los guerrilleros que portaban uniforme, por ejemplo hubo fusilamientos ilegales a heridos en los intentos de copamiento de Formosa y Monte Chingólo

La guerrilla argentina en cambio, no dictó el fusilamiento de aquellos enemigos sin uniforme. Recordemos que los grupos de tarea del Ejército secuestraban gente vestidos de civiles o con ropas mixtas (civil y militar). Pero la guerrilla no tomaba esto como un crimen de guerra que merezca el fusilamiento (solo podían "ajusticiar" con juicio revolucionario por la acusación de torturadores)


Otra contradicción de apologistas como Márquez, radica en señalar que los militares ganaron la "guerra" porque tuvieron el apoyo de la población. Pero si esto fuese así, menos excusas había para instalar una gigantesca represión contra la guerrilla (y sus simpatizantes), en tanto la Argentina nunca iba a ser comunista y por consiguiente la guerrilla nunca iba a tener la incidencia política que tuvieron en Vietnam o Argelia

(A su vez, esto contradice la exclamación apologética de "ganamos la guerra de las armas y perdimos la guerra psicológica". No se entiende cómo, con una población que supuestamente apoyó a los militares tan fervientemente, de repente se pierde esa batalla cultural)



Victoria Villarruel en su Twitter ilustra un panorama donde los Montoneros y ERP "infiltraban" y de repente los desaparecidos pasaban a ser maestros, obreros, etc.



https://twitter.com/VickyVillarruel/status/1025136503876472834 

Obviamente forma parte de la teoría de la "mimetización": los guerrilleros se enmascaran como profesores, abogados, obreros, amas de casa, etc. Eso es una "cobertura" para su terrorismo. Un modo bastante ridículo de Villarruel de justificar la represión sobre las estadísticas de profesión de la CONADEP. Que iría en contra de su más ridícula teoría de la "guerra", porque ser obrero o ser abogado no es un simple traje que se usa y se tira: es una necesidad de considerable constancia. Un montonero que tiene que conseguir trabajo para mantenerse ¿Cuándo ese obrero se convierte en soldado combatiente de guerra? ¿Con qué disponibilidad horaria? Únicamente pueden ejercer actos diametralmente opuestos a los de una guerra: ya sea logística de depósito minimalista (por ejemplo, esconder un arma o entregarla), militancia fabril (células sindicales) o en última instancia colocar una bomba (y esto no garantizaba que no supieran de la autoría: tanto en los casos de la bomba a Cardozo como al de la Superintendencia se conocieron rápidamente los autores por el nivel de visibilidad de sus autores. Por ejemplo Ana María González era la amiga de la hija de Cardozo). La tontuela de Victoria Villarruel va a tener que explicarnos cómo hacían los otros sujetos tildados falsamente por ella de "combatientes" para simular de abogado y ser guerrillero al mismo tiempo, para hacer de obrero que trabaja 10 horas diarias y volverse guerrillero que copa cuarteles al mismo tiempo, con constancia en su trabajo y en su "guerra"

La estadística de las profesiones de la CONADEP, al igual que el tweet de Villarruel, muestran que los desaparecidos trabajaban o estudiaban. Es decir, que su tiempo estaba "limitado" por el trabajo o la escuela/universidad. El 30% de los desaparecidos registrados por la CONADEP eran obreros, y un trabajo "común" de sueldo bajo-normalito ocupa un promedio de 8 horas durante 5 días (sin contar con 2 francos aprox.). En esta "guerra", el desaparecido trabajador solo podía ocuparse muy parcialmente de su actividad "combatiente" (en caso de serlo). Solo podía realizar tareas diarias mínimas relacionadas con su actividad guerrillera, lo que lo vuelve a ubicar en una tónica más policial que bélica. Un obrero que trabaja 8 horas todos los días, difícilmente pueda entrenarse todos esos días adecuadamente para copar un cuartel o planificar un asesinato y secuestro calculado; solo podría participar de esa acción muy a cuentagota, muy esporádicamente o con un nivel de instrucción tan deficiente que no suponga reto alguno a las fuerzas armadas ni peligro supremo a la nación


Estadística de las profesiones que tenían los desaparecidos según la CONADEP


Además, un obrero que trabaja a cara descubierta, es un obrero "legal" o semi-legal. Por lo que si participaba de una acción comprometida, tenía que hacerlo con muchísimo cuidado para no ser descubierto y convertirse en "ilegal" o clandestino

Del 21% de estudiantes secuestrados, un 30% de ese total trabajaba también. Pag. 185:


Y por supuesto que las demás ocupaciones ("docentes", "empleados", etc.) también tenían limitado su tiempo

Uno puede entender que la CONADEP haya incluido a muchos militantes clandestinos en algunas profesiones. Lo más probable es que a Rodolfo Walsh lo sitúe en la categoría "periodista" o a Paco Urondo en "artista" (o "periodista"); pese a que estaban clandestinos y su tiempo total o parcial no lo invertían en una profesión "a cara descubierta". Pero no se puede decir lo mismo con un obrero o un empleado, con un estudiante que iba regularmente a la escuela, entre otros

Con estas dificultades, no debe sorprendernos que en la documentación interna de la guerrilla secuestrada por las fuerzas armadas (el allanamiento a "La Pastoril", el documento de las viviendas de Montoneros), la mayoría de los militantes no era combatiente. Tampoco puede sorprendernos que el ERP, teniendo 350 combatientes para marzo de 1976, no haya copado ninguna unidad militar durante la dictadura (ni Montoneros lo hizo con mayor número de combatientes)


Pero en fin, volviendo al principio, no hay distinción real entre delincuente común y guerrillero

Paradójico que personas cristianas como Nicolás Márquez, Victoria Villarruel, Vicente Massot, Agustin Laje aludan a la mimetización del enemigo. En la llamada "Matanza de los inocentes" el rey Herodes buscó asesinar a todos los niños menores de 2 años porque no podía identificar a Jesús, estaba "confundido" entre todos los niños y por tanto mejor era matarlos a todos para asegurarse que no quedara vivo el enemigo al que estaba buscando. No está bien visto este rey para los cristianos, en lo que podría considerarse el antecedente histórico o bíblico de la represión por "mimetización" del enemigo 

Ahora ciertos cristianos no dudan en apoyar esta teoría, de modo más sofisticado, cuando se habla de los militares y su heroica lucha antisubversiva


Y pese a esta dificultad doctrinaria para discriminar delincuente y subversivo, los militares de todas maneras continuaron enseñando la falsa doctrina de mimetización, y actuaron en consecuencia.....

Por cierto ¿Cómo es exactamente esta lógica compensatoria de "voy a torturar personas porque éstas se mimetizan"? Si el "enemigo" se mimetiza, las fuerzas armadas compensaban este problema con cientos de miles de efectivos policiales y militares. A ver: la guerrilla no tuvo más de 2 mil combatientes, enfrentados a un mínimo de 100 mil efectivos entre policías provinciales y federales, las 3 fuerzas armadas y Gendarmería ¿Y todavía necesitaban los represores torturar? ¿No es un poco exagerado? ¿No es pretender todo a su favor? Comparemos: los guerrilleros sabían perfectamente que su "Ejército guerrillero" ni por putas podía superar numéricamente a su contraparte. Ellos intentaron compensar con su "mimetización" y ya está. Nunca recurrieron a torturar personas para chantajear militares en una lógica compensatoria de su debilidad

El 70% de los muertos por la guerrilla desde 1969 a 1979 fueron policías y militares, muchos de ellos en servicio normal de actividad, es decir gente que portaba uniforme. El guerrillero sin uniforme que mataba a un policía uniformado partía con ventaja. Es verdad. Pero lo mismo se puede decir del delincuente común y no por eso pierde mágicamente propiedades legales de protección ni supone una mayor dificultad en la detección que un guerrillero. Además, las fuerzas estatales como hemos dicho podían compensar sobradamente esta deficiencia de sus muertos uniformados, con más de 100 mil efectivos en todo el país. La debilidad que tenés de un lado, la compensás totalmente en otro. Asi que no hay excusas creíbles de nada que los justifique a los represores

Comentarios

Entradas populares