¿Es efectiva la tortura?


Aclaración: en el siguiente posteo vamos a abandonar "momentáneamente" las cuestiones sentimentales o éticas para analizar este tópico. Vamos a "filosofar" mucho sobre la tortura y hasta explicar y demostrar lo muy efectiva que es en algunos casos.... nada de esto debe considerarse una apología nuestra a la tortura sino la descripción de una brusca realidad; sobre todo porque al final vamos a demostrar que en el caso argentino, se podía obtener la misma información de los prisioneros sin necesidad de torturar (al menos no masivamente)


Hasta el momento, y más allá de sentimientos humanitarios, no existe una conclusión seria sobre la efectividad de la tortura en el mundo, ya sea para detener una amenaza o para obtener información relevante. Parte del problema es la imposibilidad ética/legal de practicar ensayos al respecto. Por lo que debe recurrirse a la experiencia histórica de aquellos que torturaron. Pero los torturadores solo atinan a decir que su método funcionó, sin pruebas concretas que puedan sortear las dificultades epistémicas que conlleva tener a un prisionero del cuál no se sabe si conoce la información que desean extraer. Un torturador no siempre es una fuente confiable sobre la infalibilidad de su método, pues reconocer que no funciona es prácticamente menospreciar el trabajo de su vida que le dio de comer. Y no siempre las pruebas de la experiencia están disponibles, sencillamente porque están en manos de los mismos órganos represivos que se niegan a compartirla

Otro aspecto que suma a la complejidad, es que no es lo mismo interrogar a un prisionero sobre una información X, que sobre una información Z, donde los planteos epistémicos varían y los procesos de análisis de la información también. Por poner un ejemplo, no es lo mismo torturar a una persona para que solo nos diga el nombre del responsable de su célula, que torturarlo para que nos diga dónde está el dinero. En el primer caso, el nivel de confianza del torturador es más alto, pues intuye que su detenido conoce el dato; en cambio en el segundo caso el verdugo puede atormentar a ciegas, sin la certeza que su prisionero verdaderamente sepa la información

Otro elemento complejo, es que no es lo mismo torturar a un individuo aislado, que a un integrante de una organización, que puede resolver algunas medidas que contrarresten el efecto represivo

Y a esto se suma el último problema, que es determinar si se escogió a la persona correcta para torturar. Es decir, que no se equivocaron de "enemigo" 

Pero suponiendo que se escogió al indicado para someterlo a tormento, cuando se hable de la "efectividad" de la tortura resulta imprescindible enfocarla tanto en la seguridad real que la población ha conseguido con la aplicación de métodos duros contra los "enemigos", como así también su efectividad para obtener información. En síntesis, hay 6 "niveles" de evaluación de la supuesta efectividad: 

-Si los torturadores lograron atrapar al que ellos querían, en vez de una persona "ajena"

-Si el torturado ofreció la información que querían los represores, o si en cambio la víctima desconoce totalmente 

-Si el torturado ofreció más información que simplemente las citas

-Si la represión logra los resultados poblaciones esperados; ej: si el objetivo era disminuir la frecuencia de crímenes de la delincuencia, entonces la tortura ¿disminuye o no disminuye ese ratio? 

-Si la tortura es el único o exclusivo método, o debe combinarse con otros métodos "legales" para rentabilizar las operaciones 

-Si la tortura es eficiente (no solo eficaz)


Veamos primero a grandes rasgos y a nivel teórico (después veremos la "práctica" en la documentación militar más abajo). Idealmente la tortura como método:

-Sirve para obtener datos que el atormentado puede conocer y del cuál carece de margen para mentir ante la investigación, como el conocimiento de citas en lugares específicos (sin mucha gente) o con señales. También la forma de re-engancharse (si hubiese una forma fija)

Cada militante tenía una cita con otro compañero en un día y horario pactado, como una forma de estar comunicados y planificar en conjunto. Así es como se alimentaban las organizaciones revolucionarias y clandestinas, para que sus miembros no pierdan contacto entre sí. Esta cita podía ser con un compañero de célula que ya habían conocido, y por ende conocían su rostro. O bien podía tener cita con un nuevo compañero designado, al que no conocían y que, para reconocerlo, debían optar por una señal: sea una vestimenta particular o un objeto, etc. Por ejemplo "Verónica, tu nueva compañera de célula, te va esperar en el bar Floritas. Para reconocerla, lleva una cartera amarilla". Todo esto generalmente mediante alias o "nombres de guerra" (nombres ficticios para que los militantes no conocieran el nombre legal de su compañero, como mecanismo de seguridad)

Los represores no ignoraban que su víctima tenía esa información de la cita. Después los torturadores tal vez no sabían si el prisionero conocía los depósitos de armas, las maquinarias de prensa de Montoneros, los embutes con dinero, etc. Eso no lo sabían: podían torturar toda una noche a un detenido pensando erróneamente que él conoce el dinero escondido. Pero las citas es seguro que el detenido las conoce, porque las organizaciones funcionaban con citas. A un prisionero lo torturaban durante un tiempo límite (3 horas máximo según la documentación militar que después reseñamos) hasta que cantara la cita (después lo torturaban más tiempo pero por otros datos). El detenido no puede decir "no tengo ninguna cita" porque obviamente eso era falso y los torturadores se cagaban de risa. Estaba claro que los detenidos conocen las citas suyas

Un simple militante de célula como mínimo debía conocer:

*La cita con su nivel superior, es decir con su "jefe de célula"

Luego, si era posible:

*Su pareja de convivencia en la vivienda (exceptuando que el militante viviera solo o sin compañeros de militancia)

*Su cita con un nivel inferior, en caso que dicho militante tuviera alguien a cargo

*Cita con un nivel horizontal (otro que esté a su misma altura organizativa), en caso que el militante tuviera alguna función relativa que le hiciera indispensable una cita de esa envergadura

No necesariamente el militante tenía estas 3 citas adicionales, pero la cita con su jefe (o alguien que ocupara su lugar) era imprescindible para funcionar como militante. Total entre todas las citas: 4 citas


Un jefe de célula como mínimo conocía:

*Cita con su nivel superior

*Cita con todos los militantes de la célula que él conformaba, es decir unas 3 o 4 personas

Luego, si era posible:

*Su pareja de convivencia en la vivienda (exceptuando que el militante viviera solo o sin compañeros de militancia)

*Cita con un nivel horizontal (otro que esté a su misma altura organizativa), en caso que el militante tuviera alguna función relativa que le hiciera indispensable una cita de esa envergadura

No necesariamente el jefe de célula tenía estas 2 últimas citas, pero su cita con el jefe y con los militantes de su célula eran imprescindibles. Total entre todas las citas: 6-7 citas



Uno de los torturadores más conocidos de la dictadura, el "Turco" Julián, resume brevemente la necesidad de interrogar bajo tormento para conseguir las citas



Escena icónica de la película "La Batalla de Argelia" que trata de la lucha del FLN para arrebatar el poder colonial francés sobre Argelia, y los métodos contrainsurgentes de Francia para aniquilar la organización. En dicha escena, el coronel Mathieu resume en el pizarrón la composición piramidal y celular de la organización insurgente FLN, su sistema de citas y comunicación. El Ejército argentino copiaría la doctrina antisubversiva francesa



Si un represor atrapaba a un militante y lo torturaba para que delate la cita: en caso que el prisionero conociera el rostro de su compañero, lo más normal es que los represores lleven al detenido a reconocerlo si los secuestradores estaban con dudas de no capturar al adecuado. En cambio si el secuestrado no conocía el rostro, tenían que torturarlo para que delate la señal pactada. Esta última modalidad de cita es más segura para la represión, porque evita que el prisionero marque a otra persona "ajena"

Podemos decir entonces que los represores de la ESMA ya sabían que, en un restaurante o bar, el sujeto que tuviese en su mesa un periódico doblado de determinada manera, era el montonero de la cita. Y procedían a detenerlo cuando salía del lugar. Eso es porque los torturadores atormentaban al caído preguntándole cosas como: "¿El de la cita: qué señal te tiene que dar?". El prisionero torturado estaba "obligado" a dar la señal correspondiente, era difícil escabullirse porque si entregaba una señal "falsa" y esa señal no se producía (no había una persona "ajena" que produjera accidentalmente esa señal), el prisionero iba a volver a ser torturado. Entonces, la señal podía ser: desde el montonero que iba a un boliche a poner el paquete de cigarrillo en la mesa de una manera especial, hasta una militante que iba a la cita con una vestimenta específica o con arito en una oreja determinada, etc. Ese tipo de señales "concretas" que en realidad facilitaban el trabajo de tortura a los represores, al enfocar el interrogatorio en cosas muy específicas evitando que el torturado pudiera "inventar" libremente (y mucho menos con la presión física/psicológica encima)

El sistema de señales es susceptible de ocasionar errores. Si una persona que no es montonera "justo" se viste con la vestimenta señalada en el bar, los represores pueden confundirla con el objetivo. De ahí, que el prisionero torturado puede apostar a dar una señal falsa (una vestimenta distinta a la convenida por la célula guerrillera), a ver si la "emboca" y justo una persona ajena tiene esa señal para que los represores no capturen al militante. Pero en líneas generales es más seguro esta clase de citas señalizadas, que llevar a un detenido a reconocer el rostro de otra persona en un lugar concurrido: fácilmente el detenido puede marcar a otra persona distinta



Hasta en la revista Evita Montonera se bromea del tema en esta tira comic escrita por Oesterheld: Camote es un militante clandestino que necesita una vivienda para esconderse. Tiene cita en una cafetería con Celina, una chica de la villa que le prestará su hogar; a quien el militante no conoce pero sabe que irá a la cita con campera negra de rayas blancas. En un momento se asusta porque cree que Celina es esa vieja fea. Evita Montonera, Agosto de 1975; pag. 28:

http://www.elortiba.org/old/em.html  

Si por alguna razón el militante pierde la cita (su compañero no acude a la misma, tiene que huir, etc.), podía quedar "desenganchado" de la organización; esto es que no pudiese conseguir otros compañeros con citas. Para ese problema, el militante: o bien tenía que salir a las calles de una zona "conocida" a intentar reconocer compañeros suyos para "re-engancharse". O bien ese militante ya tenía mecanismos específicos para el re-enganche. Si el re-enganche es "específico", los torturadores bien pueden aplicar el tormento para conseguir el re-enganche de su secuestrado

-La tortura no sirve para localizar la vivienda de sus compañeros (no debería conocer la vivienda el detenido si no es pareja de vivienda), y es variable su utilidad para el reconocimiento de terceros: el detenido puede marcar a sus compañeros pero también puede optar por marcar a otra persona ajena (sobre todo si el lugar de la cita está muy concurrido). Exceptuando que el marcado se circunscriba a la coincidencia de 2 o más detenidos sobre una misma persona

Aunque otra modalidad para evitar falsos positivos, es que el secuestrado solo se quede en el lugar de encuentro de la cita a modo de cebo y no haga nada más. Si los militantes ya se conocían los rostros, no es necesario que el secuestrado marque directamente a su compañero: su compañero podría acudir a él al verlo, y de ahí su captura



Listados confeccionados por los represores, fotografiados por el sobreviviente Victor Basterra en la ESMA. Allí anotan las personas secuestradas en el marco de la Contraofensiva de Montoneros. En el apartado "Detenido por" aparece mucho la palabra "Marcador", lo que indicaría que fueron delatadas por compañeros que la marcaron con el dedo a sus captores. Imagen extraída de: 


-Los torturadores no saben qué tipo de información posee su detenido y cuánto. Asi que existe el margen de error presionando sobre datos que el detenido podría no tener; aún equivocarse con la detención de esa persona. Existe la obvia problemática que el torturado solo diga lo que sus verdugos quieren escuchar, llegando a confesar cosas inexistentes, comprometer a gente que no tiene nada que ver, etc. Quien pone límite a la tortura es el mismo verdugo, si se halla convencido que no se puede extraer más información útil.... y ese límite bien sería la muerte en última instancia. Aún la muerte de un detenido equivocado

-Suponiendo que el detenido tenga información sobre objetos de valor (depósitos de armas, dinero, máquinas de prensa, etc.), la tortura sirve para presionar psicológicamente a que cante, como un modo de congraciarse con los torturadores y evitar más tormentos. Esto es especialmente aplicable a los integrantes más destacados de una organización, donde los torturadores se sienten con más libertad de atormentarlo justamente sobre objetos valiosos que solo un miembro importante puede conocer 

-La brutalidad de la tortura puede psicotizar al detenido y desintegrar mentalmente la información relevante que SI tenía

-Una forma de parar la tortura es que el detenido hable. Por eso existe el riesgo que el prisionero hable mucho, diciendo cosas totalmente falsas. Si los torturadores no son tan absurdos, no van a creer todo lo que diga el prisionero y van a analizar el exceso de información que concede el detenido, a riesgo de sobrecargar o burocratizar el trabajo de investigación con análisis de datos estériles

Un ejemplo extravagante de cómo los represores no siempre saben si la información bajo tortura es confiable. Dice un secuestrado del centro clandestino Olimpo:

Hacia mediados de octubre de ese año 1978, los grupos que operaban desde el Olimpo tuvieron un enfrentamiento armado con un grupo de la organización Montoneros; en ese enfrentamiento murió un oficial de policía, y fue herido un oficial de servicio penitenciario, en el momento de ingresar a la casa donde estaban atrincherados los miembros de la organización Montoneros, aparecieron desparramados una cantidad de moneda extranjera, de dólares, que cada uno de los oficiales se apresuró a poner en sus respectivos bolsillos; yo tomé conocimiento de la situación porque mi oficina estaba al lado del quirófano [sala de tortura], llegaron con un herido y lo internaron 

Llegaron con el herido que evidentemente sangraba, y el interrogatorio duró muy poco, le preguntaban solamente sobre qué cantidad de dinero había en la casa, parece que el hombre torturado y herido de esta manera confesó que en el interior había la suma de 150.000 dólares. Eso generó una tremenda disputa entre los oficiales de Olimpo, algunos se fueron a las manos, otros exhibieron las armas y… bueno se armó un tremendo escándalo, y algunos amenazaron con denunciar a sus superiores la cosa, porque cuando hicieron el recuento no había más de 20.000 dólares; bueno, efectivamente parece ser que algunos de ellos comunicó esta novedad a sus superiores y desde el comando de la subzona se ordenó instruir un sumario, a cargo de auditores de Campo de Mayo

Y a los pocos días el Jefe de Seguridad del Olimpo, prefecto Cortés –no sé si ese es su nombre-, me dijo [si] yo estaba en condiciones de instruir un sumario, le dije que sí dada mi condición de abogado, entonces me contó qué es lo que había pasado […] así fue que me convertí en Juez instructor de mis propios captores, abrí un sumario con los antecedentes, los cité a cada uno de los oficiales que me dieron sus seudónimos, los interrogué, me dijeron el rol que habían cumplido en ese enfrentamiento con la banda armada de Montoneros […] cerré el sumario, y en mi calidad de Juez Instructor llegué a la conclusión de que el Montonero herido, torturado era un mentiroso, no había 150.000 dólares, y que todo lo que había allí eran 20.000 dólares. No habiendo responsabilidades el sumario quedó cerrado

pag. 57 (el enlace conduce a la descarga automática):



-La tortura generalizada a prisioneros obliga a las organizaciones de tipo celular a fragmentar aun más las tareas entre sus integrantes, para que funcionen con el mínimo de datos. Obliga a los torturadores a extender su ya de por sí laxo umbral moral, al torturar a gente superficialmente vinculada con un delito o con la organización. Tal como ejemplifica uno de los torturadores de Francia en Argelia: 


Incluso la cúpula de la organización tendría la información fragmentada para evitar la delación de todas las estructuras bajo tortura

El Operativo Independencia es un ejemplo práctico: al menos unas 1.500 personas detenidas en el centro clandestino de Famaillá sin contar los otros centros y perjuicios....... todo eso para una guerrilla que no superaba los 90 combatientes

-La tortura generalizada puede volcar a las organizaciones a ataques menos espectaculares propagandísticamente, lo cual es un logro para los torturadores. Pero por contrapartida, autonomiza mucho más a sus integrantes individuales, para cometer mayor número de acciones pequeñas sin costo en ser descubierto (ej: un simple asesinato a una persona por la calle). Paradójicamente ocurriría un efecto contrario en cuanto a prevención de vidas: el terrorista ya no puede colocar una bomba mensual para matar a 15 personas, pero podría matar en un lapso de tiempo similar a 30 personas en pequeñas acciones. El terrorismo solo perdería la propaganda espectacular ante los medios de comunicación

Curiosamente, si la guerrilla argentina hubiese sido realmente terrorista (de ataque indiscriminado), esto habría desembocado en un problema muy grande para la seguridad de la población. El apologismo tendría que admitir que la guerrilla no fue terrorista porque no aprovecharon el ataque indiscriminado como consecuencia de la tortura generalizada

-En un contexto de impunidad para provocar tormentos (sumado a la impunidad que las cárceles no están legalmente reconocidas o blanqueadas), los torturadores tienen la facultad de aprovecharlo para obligar a los detenidos a cometer acciones que perjudiquen eventualmente a terceros, como por ejemplo la cesión de bienes, que el detenido cometa delitos en beneficio del torturador, etc.

-La tortura generalizada en secuestros masivos puede volverse contraproducente, en tanto que los detenidos aguanten un poco más el dolor antes que sus compañeros sufran la misma situación al ser delatados (dando tiempo a su fuga de las citas)

-No hay un filtro tan depurado para separar al mero sospechoso, al "ciudadano común" del blanco legítimo a ser atormentado. Si se desea ser pulcro y no afectar tanto a los "comunes", entonces en las primeras detenciones de una célula los torturadores se manejarían a ciegas si no cuentan con un caudal de inteligencia previo. O directamente tendrían que emplear métodos menos agresivos e ir incrementado cuando se encuentren con blancos legítimos, con el consiguiente gasto de tiempo. Finalmente, la tortura solo sería un complemento que se combina con otras técnicas "convencionales" 



Padre buchón: el cura José Mijalchyk le informa a la policía represiva de Tucumán acerca de unos muchachos "raros", sospechosos de ser subversivos, en este documento confidencial descubierto en el año 2010. Pag. 152:


Un ejemplo ilustre de los informantes voluntarios o pagos que tenían las fuerzas represivas en aquel entonces, como uno de los métodos "convencionales" de inteligencia



Dictadura de Pinochet, Chile. Un "informante" denuncia a los efectivos militares que su vecino es comunista


De acuerdo al testimonio de un integrante de la represión argentina, extraído del libro "Nunca Más": 

"«...conocido un "objetivo" o "blanco" (elemento subversivo) o sospechoso de tal, se lo detenía, se lo llevaba a un lugar de interrogatorio y se le daba "máquina" (tortura con picana) extrayéndole información de otros sospechosos, a los que se procedía a detener así, hasta tener todo un "mosaico" o cadena de personas"

Podía ser un blanco.... o un sospechoso. Existía el manejo "a ciegas"


Cabe recordar que legalmente las fuerzas armadas estaban autorizadas para detener sospechosos, como nos lo recuerda la directiva 333/75: 


Esta facultad de detener meros sospechosos tiene sentido en el estricto marco legal, donde esas personas son derivadas a la Justicia o el PEN. Demás está decir que resulta extremadamente peligrosa esa facultad sin el marco legal...... y ya sabemos qué hicieron los militares con dicho marco

-La tortura fomenta los métodos de suicidio para una organización. Si dichos métodos están debidamente perfeccionados, entonces las fuerzas represivas se hallan en graves dificultades para su investigación. Si la organización está fanatizada, ocurren casos como el terrorismo islámico donde el sujeto se inmola y destruye. O sea, evita la tortura por su suicidio, pero además provoca un atentado explosivo muy grave

En el colmo de la paradoja, los torturadores podrían ser más condescendientes y menos brutales con los prisioneros más importantes, para evitar actitudes suicidas que arruinen la fuente. Y ser más salvajes con los prisioneros menos comprometidos. Es decir, no hay una regla "equitativa" en donde los más responsables son peor torturados y los menos responsables menos torturados

Está el bastante conocido caso de María Luz Mujica, una militante de Montoneros de irrelevante nivel, una "perejil". Mote dicho incluso por sus torturadores. Pero igualmente la destrozaron, y murió con una inflamación y putridez corporal generalizada producto de las torturas



-Al ser muy ilegal, una persona torturada por accidente corre su vida igualmente en peligro si los verdugos advierten su error, porque temerán que el inocente cuente las flagelaciones a las que fue sometido

-Una persona inocente puede conocer datos de la guerrilla por puro accidente; por ejemplo porque es vecino del guerrillero sin saberlo. Los torturadores, a sabiendas del potencial informativo que tiene ese inocente que conoce datos por accidente, como horarios y movimientos del guerrillero ¿Torturaría o no torturaría a la persona si no colabora voluntariamente? No queda claro cuál es el límite que pone el Estado para que un accidental conocedor de datos no sea atormentado, ya que los torturadores no poseen ningún limite por sí mismos

-Si la tortura tiene como objetivo ascender en los eslabones de una cadena, la organización puede optar por cortar la cadena dejando de operar, o reorganizándola; volviendo inútil una porción de los datos conseguidos

-El miedo a la tortura provoca el exilio del país de integrantes de una organización, lo que sería un logro de la fuerza represiva. Pero por contrapartida, la organización puede utilizar el salvataje de un país extranjero para operar con miembros yendo y viniendo, a sabiendas que la fuerzas represivas carecen de jurisdicción allí

-La tortura podría obligar a la organización a perfeccionar el cronometraje de las citas, para no desperdiciar peligrosamente minutos esperando a su compañero

-Incrementa el odio de la organización

Según la publicación del gobierno militar "El Terrorismo en la Argentina", durante marzo de 1976 hasta el año 1979, la guerrilla mató a 303 personas (véase el apartado correspondiente sobre el número de muertos por la guerrilla). Si dicha información es cierta, significa que los guerrilleros mataron más personas en poco menos de 3 años de dictadura, a comparación de los casi 6 años y medio anteriores. Mataron más personas en un periodo donde las organizaciones guerrilleras habían perdido drásticamente su capacidad para acciones espectaculares y donde la represión estaba eliminando a una cantidad muy alta de sus militantes hasta su disolución. El aumento puede explicarse en teoría por los factores mencionados: desde el incremento del odio de los guerrilleros, hasta la necesidad de matar en acciones más pequeñas que no le significaran un costo tan elevado de descubrimiento. Paradójicamente la "solución militar" trajo estadísticas más elevadas sobre el accionar guerrillero letal de lo que uno podría imaginar. Queda así desmentido el mito que las fuerzas armadas pacificaron el país con brutalidad

-El miedo a la tortura rompe la conexión de la población con la organización, en un nuevo logro de las fuerzas represivas. Sin embargo, esa misma población no tendría la suficiente confianza con la fuerza represiva, o aprovecharía el terror a su favor para inventar denuncias falsas

-Finalmente, en el contexto de una pretendida "guerra revolucionaria" (tal como los contrainsurgentes franceses la llamaban y siguieron el ejemplo los militares sudamericanos), donde se supone que debe conquistarse el apoyo de la población; la revelación de la tortura ante la opinión pública conlleva a un grave problema estratégico en las operaciones de acción psicológica contra esa población que debería conquistarse. Por ejemplo, en Francia la revelación de las torturas en Argelia ha llevado a la opinión pública -tanto de la intelectualidad francesa como del mundo-, a arremeter contra la legitimidad del colonizador que aplicaba esos métodos, contribuyendo al desgaste político francés que terminó cediendo su colonia en 1962


Como se observa, la tortura es una herramienta que sirve para obtener determinada información pero no todos los datos; que multiplica las desventajas en la seguridad real de la población si lidiamos con una verdadera amenaza terrorista; que no garantiza precisión al 100% en cuanto al futuro blanco a torturar; que baja los umbrales morales de sus verdugos hasta llegar a amenazar la seguridad de terceros ajenos o perejiles; fortalece la defensa y/o endurece la posición militarista del enemigo en perjuicio de las estadísticas de seguridad. Y hasta termina por volverse una acción psicológica en contra de sus aplicadores, a largo plazo, en la tesis de la guerra revolucionaria. Aunque no pueda descartarse una utilidad, la tortura tiene más desventajas que ventajas. Eso sin contar que no todos quienes la practican tienen la capacidad psicológica de aguantar las aberraciones que cometen, trastornando su mente y por ende su profesionalismo ante el resto de las tareas ajenas a un interrogatorio tortuoso 

Ejemplo de esto, el siguiente reclamo de los años 90 de un mayor del Ejército, solicitando atención psiquiátrica a la institución militar por sus experiencias en la lucha antiguerrillera. Dice en el documento de reclamo:

Durante 1975, destinado en el B Ing Const 601, en Buenos Aires, participé en operaciones de seguridad con efectivos militares y de la Policía Federal. En reiteradas ocasiones solicité a mis Jefes de Unidad, Tcnl GARAYAR y Tcnl SPAGNUOLO, ser enviado a Tucumán, a la Operación “Independencia”. No se atendió mi pedido en razón de las funciones que cumplía como Oficial de Arsenales. Mi deseo se cumplió en 1976. Fui asignado al Comando de Operaciones Tácticas, en un Ingenio abandonado cercano a FAMAILLA, desde donde debí ejecutar, integrando equipos especiales con personal de Inteligencia, patrullajes y allanamientos tendientes a localizar al cabecilla terrorista “Moncho” RIVERO, tareas nocturnas que debí conciliar con mis actividades diurnas a órdenes del Cnl BORGHI401, en el Plan de Reubicación Rural. Allí participé en interrogatorios no reglamentarios a distintas personas que podrían informar sobre el paradero de RIVERO, hecho que me afectó negativamente en mi sensibilidad pese al odio que sentía hacia los extremistas. Porque uno puede admitir que no hay otro medio de obtener información rápidamente, pero hay que verlo para saber lo que es. Para mí fue una situación límite. La Junta Superior estará seguramente de acuerdo en que participar en la tortura de un ser humano no es algo normal o una experiencia que se pueda borrar de la memoria como si no existiese (a menos que sea un sádico). Tuve frecuentes pesadillas sobre esto, pero no podía hablar de ellas

pag. 271:



Para que la represión sea más efectiva en la obtención de información, deben sumarse otros elementos imponderables. Algunos de ellos: 

-Está el hecho que los militares no buscaban únicamente la guerrilla sino todo el aparato político de estas organizaciones y su "fuerza residual" (militantes periféricos, colaboradores), asi que: aún si las fuerzas armadas y policiales torturaban a militantes políticos/colaboradores pensando erróneamente que eran combatientes, de todos modos podían permitirse ese grotesco margen de error porque estaba en sus planes liquidar a los militantes no-combatientes y algo de su fuerza periférica. Así, en última instancia, los represores solo debían estar seguros de un mínimo dato: que sus detenidos fuesen militantes o colaboradores. De ahí en más, poco importaba el margen de error pensando si eran o no combatientes o si conocían o no conocían la ubicación del mimeógrafo. Con la tolerancia antedicha, se volvía muy "fácil" ganar una guerra de ese modo, no tiene mucho chiste excepto para discernir entre sospechoso y militante/colaborador

Aquí se cumpliría el primer punto de efectividad: los torturadores lograrían atrapar a los que estaban buscando: los militantes. Pero esa efectividad está distorsionada: la "gracia" es atrapar a los guerrilleros combatientes, no a los militantes o sus periféricos. Eso no es efectividad, eso es una lógica totalmente criminal aún dentro de los parámetros de la ilegalidad impuesta: es torturar a los que no nos gustan en vez de delinear un objetivo "lícito" para torturar como puede ser un delincuente que mató a alguien

Es como si yo me pusiera a torturar a los vecinos de un delincuente para que me digan su rutina. Así cualquiera se jacta de la efectividad

En este testimonio de un montonero que logró escapar de un centro clandestino, sus torturadores le preguntaban qué nivel tenía, o si era teniente (grado organizativo de Montoneros):


O sea que, estrictamente, los torturadores no sabían si su prisionero era combatiente o no, qué conocía o dejaba de conocer. No obstante, con solo saber que era montonero (o andaba en ese ambiente), ya se sentían "legitimados" para torturarlo 


Precisemos otras cosas: ¿Qué es un periférico? Es aquella persona que tiene relación con un militante de célula o de su agrupación constituida, pero sin formar parte de la amplia red celular. Colabora con el militante pero no tiene representación frente a la organización ni está encuadrado en la misma

Incluso ese periférico puede no saber que está colaborando con Montoneros o PRT-ERP. Por ejemplo, un militante sindical de Montoneros arma una agrupación en una fábrica, e intenta captar a periféricos para que organicen tareas como repartición de volantes, pegar letreros en el establecimiento, etc. Esos periféricos tal vez sepan que el tipo que los captó es montonero, o pueden no saberlo. Es irrelevante en esos momentos

Los militares calificaban a los periféricos con un grado de compromiso variable con la organización



pag 30-31:


Hay testimonios de personas secuestradas y desaparecidas que eran periféricos. Incluso tenemos el sig. el siguiente informe policial de Tucumán de septiembre de 1976, donde relata la detención de integrantes de la UES en 1975 y el "careo" de datos con otros detenidos. Dice el informe policial:

Anexo "I"

Antecedentes de:

Enrique Heredia (a) "Pichon": hijo de Enrique y de Rosario Elias, nacido el 7 de agosto de 1956, domiciliado en la calle San Juan n° 1068 de esta ciudad

Fue detenido el 11 de agosto  de 1975, por personal militar de la "Z0" por ser integrante de la Agrupación UES del frente estudiantil de la OPM "MONTONEROS". Declaró ser integrante de la UES cuyo responsable era Manuel JIMENA, integrada también por Rosita TOLEDO, Nora GIMENEZ, Ana CORRAL, José Américo Díaz, Santiago PICCIONE. Que durante la pegatina de afiches de la organización "Montoneros" que se realizó en esta ciudad el 22jun1975, el causante tuvo responsabilidad de cubrir la zona comprendida por calles La Plata y Ayacucho. Que considera a Nora Gimenez como la única que tiene representación de los Montoneros ante la agrupación a la que pertenece el causante. Manifestó que ésta fue la que le entregó los afiches para realizar la pegatina

pag. 94:


De lo visto, parece que únicamente Nora Giménez era una militante encuadrada en Montoneros (en la parte de "célula estudiantil" posiblemente). Los demás sujetos mencionados en el informe, y que estaban siendo "interrogados" por la policía, integraban la agrupación pero no tenían voz ni voto de cara a Montoneros. Digamos que "giraban alrededor" de Giménez, la única con representación celular en la organización

Este es un ejemplo de cómo la represión secuestra, tortura y hace desaparecer a personas "periféricas"

Aunque no hay documentos militares doctrinarios sobre el por qué están persiguiendo a estas personas, los motivos se pueden intuir: el periférico, incluso aunque no supiera que colabora con una organización, de todos modos está colaborando en una actividad estudiantil, sindical, barrial contraria a los valores militares. El periférico puede no saber que está integrando una agrupación liderada por un montonero, pero SI sabe que reclamar mejores sueldos al patrón es una medida que los militares prohiben. El periférico no deja de tener una ideología "subversiva" (o favorable a los fines políticos de Montoneros / PRT-ERP). Entonces, no parece que esté mal torturar a esa clase de personas

Y después las razones metodologícas: los periféricos no dejan de tener información valiosa sobre las actividades de la agrupación a aniquilar: puede conocer el material propagandístico, puede conocer embutes con dinero o panfletos, conoce el rostro del militante que lo captó, etc. No deja de ser una fuente valiosa de información

Si ya los militantes encuadrados tenían problemas con las condiciones de seguridad (la organización no siempre pasaba dinero, armas y viviendas suficiente), los periféricos directamente no tenían ninguna y dependía exclusivamente de cuánto pasaran desapercibido frente a sus compañeros y jefes del establecimiento. Atrapar a un perférico, en principio, suele ser más fácil

Si los militares no tenían reparos en torturarlos a ellos, entonces el método de tortura les funciona porque también disponen de la discresión gubernamental para secuestrar a los que se le de la gana, siempre que aportaran información y sean ideológicamente adversos


-Hubo factores como el sentimiento de derrota, la "negociación" para obtener mejores condiciones, etc. En ese sentido, presentamos lo que escribió el mismo represor Acdel Vilas sobre la utilización de la tortura: considera que no es la principal ni la mejor forma de obtener la información:

"Ni bien comenzaron las operaciones [del Operativo Independencia], las fuerzas legales detuvieron a unas 50 personas, sospechosas de pertenecer al aparato logístico y combatiente del ERP. En base a un detallado estudio de inteligencia, impartí ordenes precisas de quienes debían ser los primeros prisioneros. Pero ni bien se los tuvo a disposición nuestra, en el lugar de reunión de detenidos que estaba situado en una escuela cercana al Comando Táctico de Famaillá -de ahí el nombre de "La escuelita", que se hizo célebre luego-, percibimos que los interrogatorios no daban ningún resultado. Teníamos la seguridad de estar frente a elementos irregulares marxistas y, sin embargo, nada podíamos extraerles, pues el Ejército desconocía la técnica del interrogatorio para este tipo de lucha

El prisionero se hallaba situado entre dos presiones, realidad que sólo después de las primeras semanas logramos comprender en toda su dimensión: la presión del ERP, que al instruirlo le había dicho que en caso de ser hecho prisionero no dijese una palabra, so pena de perder la vida; y la presión de la propia tropa, que en un comienzo -atenida a los cánones de la guerra convencional- resultaba ínfima. Así pues, los subversivos optaban por no hablar e incluso, al no verse obligados a hacerlo, terminaban sintiéndose superiores a los interrogadores

Pasado el primer mes, detuvimos a un subversivo de nombre Ernesto que había desertado, el cual ante la amenaza de un interrogador -"hablá si no te matamos"- respondió, confundido: "No me hagan nada, que voy a cantar todo". A partir de ese momento comprendimos cuáles habían sido nuestros errores, llegando a la desgraciada conclusión de que por el Lugar de Reunión de Detenidos habían pasado por lo menos 20 cabecillas del ERP a los cuales se les había dejado en libertad por falta de pruebas. Hubo que olvidar por un instante -un instante que se prolongó diez meses- las enseñanzas del Colegio Militar y las leyes de la guerra donde el honor y la ética son partes esenciales, aunque muchos no lo crean así, consubstanciarse con este nuevo tipo de lucha para extraer saldos positivos. Si por respeto a las normas clásicas nos hubiésemos abstenido de emplear métodos no convencionales, la tarea de inteligencia -y ésta era una guerra de inteligencia- se habría tornado imposible de llevar adelante

Con todo, y contra lo que se supone, la violencia no es el principal ni el más eficaz de los métodos, que en determinados casos, especialmente cuando se necesita tener una información rápida, la violencia física ejercida contra el subversivo sea la única de cumplir con el objetivo. De lo contrario, la forma mejor de interrogar es rebatir los argumentos del contrario, demostrándole que el interrogador conoce a la familia del detenido, conoce sus antecedentes, sus gustos, ideas, preferencias políticas, etc. Psicológicamente, entonces, el subversivo se sabe perdido. Si no declara, sabiendo que nosotros conocíamos sus andanzas se arriesgaba a perder la vida; si declara, en cambio, se le ofrecen determinadas comodidades -comida, posibilidad de aseo, permiso para leer o hablar, respeto de sus horas de descanso- que pueden parecer baladíes, pero que si se carece de ellas durante algún tiempo la existencia se torna insoportable

En cuanto a los interrogatorios, los interrogadores y los interrogados hay un par de cuestiones las cuales es hora de aclarar: en primer instancia es falso de toda falsedad que los hombres encargados de tomar declaración, empleando muchas veces métodos no convencionales, quedasen traumatizados o con psicosis de guerra. Mi experiencia al respecto, y creo tener algún derecho para referirme al tema, no registra un solo caso de brutalidad gratuita o placer morboso en los interrogatorios

En segundo lugar, es menester desmontar uno de los principales mitos del enemigo, referente a su capacidad de resistencia para soportar el castigo físico y psicológico. Tarde o temprano su capacidad se agota, los guerrilleros terminan "quebrándose", como se dice en el lenguaje operativo


Enlace donde Vilas escribió eso:

https://web.archive.org/web/20031119132920/http://www.nuncamas.org/investig/vilas/acdel_35.htm 

(es de notar el aparente mito de la resistencia al dolor físico que le atribuyen al subversivo. Sin dudas sirve como justificación para torturar durante mucho tiempo. Esto coincide con el testimonio del colaborador del centro clandestino Campo de Mayo, el ex-sargento Victor Ibañez; quien cuenta que "se decía que los subversivos hacían un curso para resistir las torturas": 


)


Esto le decía un torturador al montonero capturado que estaba siendo sometido a picana, en una fecha temprana de la dictadura como febrero de 1977:

Acá todos cantan, pibe. El primer día todos se hacen los duros, pero al segundo, al tercer día, ya no pueden más y cantan

Qué boludo, pibe: tus jefes en el exterior, cagándose de risa, y vos acá, haciéndote matar al pedo. Entendelo, pibe, eso de aguantarse la tortura son todas macanas. Eso te dicen ellos, que están afuera, tomando algo fresco, comiendo algo rico, con una minita tal vez. Pero vos… vos, pibe, estás acá. Así que decime ¿Te vas a dejar matar?



El sentimiento de derrota no influye para detener la tortura ante un dato que no es inmediato, pero SI para lograr la confianza de los represores (y por ende posibilidades de sobrevida) sobre esos datos de importancia mediata. Lo veremos enseguida

-Por su lado, el represor Eusebio González Breard, en el libro "La guerrilla en Tucumán: una historia no escrita" parece adherir a la misma idea que los interrogatorios a los prisioneros es un elemento más, pero no el decisivo, para obtener información de calidad sobre la "guerra". En la página 250 escribe:
La actividad de inteligencia desempeñó un papel de tanta gravitación que resulta difícil evaluarla en toda su dimensión. Contrariamente a lo que la mayoría supone, no fueron los interrogatorios de prisioneros los que proporcionaron la información de mayor valor. El examen de la documentación capturada y el estudio del orden de batalla de las estructuras subversivas adquirió fundamental importancia. Muy difícilmente un combatiente podría haber proporcionado el plan estratégico operacional del ERP. En cambio, una carta de puño y letra de Santucho con directivas para el jefe de la Compañía de Monte, sí proporcionó esa información  
El secuestro de documentación en Manchalá y en el campamento de La Comandancia, donde tenía asiento el Estado mayor central del ERP, fue de valor inconmensurable. En el primero se tuvo conocimiento de todo el apoyo subversivo en Tucumán y en el segundo, el orden de batalla no sólo de la Compañía de Monte sino del ERP en el país, constituyendo información de alta confiabilidad y rentabilidad operacional

También el represor en su libro toma las palabras del ex-guerrillero Luis Mattini (ex líder del ERP) como acertadas, sobre el problema que tuvo el PRT-ERP que "cantaba" muchos datos en sus revistas de propaganda, haciendo que el ejército se anticipe. Una simple foto en la revista "Estrella Roja" podía ofrecer, sin quererlo, pistas para que los militares analicen y lleguen a conclusiones importantes. En última instancia, información muy valiosa se obtuvo por medios "convencionales" como la captura de documentación o análisis de datos públicos



Las revistas y partes de guerra de las organizaciones revolucionarias, contribuían sin quererlo a la inteligencia militar; ya que daban información por lo general verídica de los nombres de guerra de sus militantes, sus grados organizativos, etc. Así, si un torturador por ej. atrapaba a un militante con nombre de guerra "Lucho", y salía en la revista Evita Montonera que Lucho tenía el grado de Capitán en la organización, entonces los represores podían comprender cuánto conocía Lucho sobre las fábricas de armas, los materiales de prensa, en qué domicilios se encontraban, etc. Este es un ejemplo de cómo la inteligencia militar podía usar la misma propaganda de las revistas guerrilleras como información a su favor

La forma de operar de la guerrilla en las zonas de una provincia, sus logros armamentísticos, sus fundamentos tácticos, sus reivindicaciones sindicales y sus agrupaciones de influencia. Todo eso lo reflejaban en las revistas, y era información para uso de inteligencia militar


También podía haber descuidos convencionales como el siguiente que facilitaran la tarea:



Descuido: ejemplo del material secuestrado a un miembro de Montoneros en Tucumán. Entre todo ello, se encuentra una nómina con nombres de sus colegas en las colonias azucareras, que de acuerdo a la policía serían milicianos y colaboradores de la organización. Pag. 157 y 161:


La guerrilla cometía verdaderos actos de amateurismo e improvisación que fueron aprovechados por el Ejército. Un ejemplo devastador de ello, es la documentación que el ERP dejó abandonada en la huida del combate de Manchalá. Según el parte de guerra de Acdel Vilas, comandante del Operativo Independencia, dice:

De la documentación secuestrada se pudo extraer toda la estructura de apoyo de la organización: 402 personas con domicilio en San Miguel de Tucumán. Empezábamos una vez más, pero Manchalá fue el éxito más resonante de la campaña de la Operación Independencia: 17 bajas y 402 integrantes debidamente localizados e identificados

pag. 208:


Esto deja en ridículo al ERP ¿Por qué los combatientes guerrilleros de Manchalá transportaron la documentación de su estructura de apoyo? No tiene mucho sentido. Lo cierto es que en la huida, los guerrilleros evidentemente no destruyeron la documentación (o no se la llevaron consigo en la huida). Esto permitió que el Ejército obtuviera con muchísima facilidad los nombres, apellidos y domicilios de ¡¡¡¡ 402 personas !!! que aparentemente funcionarían de soporte (ya sea simpatizantes, periféricos, militantes variopintos, etc.)

Imaginate ser un simple simpatizante del ERP.... y descubrir que los guerrilleros son tan inútiles de escribir tu nombre y dirección en un documento que después ellos mismos abandonan a merced de ser capturado por el Ejército


-Otras caídas se debieron, sencillamente, a las herramientas de vigilancia e inteligencia de las fuerzas armadas: desde los operativos de pinzas, hasta la sospecha que despierta una pareja en un bar, infiltraciones, años de inteligencia previa, etc. Estas herramientas pueden ser útiles como filtro inicial entre sospechoso y blanco legítimo (aún entre sospechoso y periférico)

-O también las capturas se deben al deficiente sistema de protección de citas de la guerrilla, a deficientes coartadas, a descuidos que son aprovechados por un estudio tradicional de inteligencia 

Por ejemplo, los miembros no podían conocerse sus nombres y apellidos reales entre sí, para evitar la delación del otro. Sin embargo, si en una cita entre 2 o más personas, eran casualmente controlados en pinzas por las fuerzas armadas, la técnica de no conocer el nombre real del compañero era peligrosa, porque no podían ante un careo aislado simular ante las fuerzas legales que fuesen amigos ¿Cómo mentir que son amigos comunes de toda la vida si no conocés el nombre real de ese amigo?

En los militantes estudiantiles, tenemos el problema del nombre legal en las listas de presencia. Por mucho que el militante simulara frente a otro  un nombre falso o "nombre de guerra", si compartían la misma aula entonces en el nombre legal iba a saltar en la lista del presente/ausente que tomara el profesor. Incluso algunos militantes como el caso de "La Noche de los Lápices" conocían los nombres reales de sus compañeros en vez de "nombres de guerra"


Tenemos también el siguiente caso real del aniquilamiento de la base de prensa de Montoneros en Córdoba ¿Cómo lograron los represores llegar hacia ella? De acuerdo a testimonios de sobrevivientes, los militares capturaron a una dirigente que trabajaba en esa base de prensa, y la sometieron a tortura para que dijera la ubicación de la misma. Pero ella no conocía el domicilio, porque cada vez que iba al lugar lo hacía bajo condiciones de seguridad propias de la guerrilla (tabicamiento: tener los ojos vendados durante el viaje en auto hasta llegar a la base). No podía dar el "dato inmediato" que permitiera a los represores ir directamente a reventar la casa

Pero los represores apelaron a otro recurso: los datos incompletos, los datos que sirven a largo plazo mediante un estudio convencional de inteligencia. Así, en la tortura, la chica suministró no obstante una información parcial de gran utilidad: por empezar, le parecía que la base podía encontrarse en la zona norte de Córdoba; además dijo que desde el patio de la casa podía verse una torre de Iglesia, y que la dueña de la casa tenía varios hijos de corta edad

A partir de esos modestos datos que la dirigente dio en la tortura, los represores se pusieron a razonar: si la casa que buscamos está en zona norte, y si en esa casa en su patio se puede ver la torre de una Iglesia, entonces tenemos que investigar todas las casas de zona norte que estén próximas a una Iglesia. Pero hay más: la dueña de casa tiene un par de chicos en edad escolar, por lo que se presume que la señora envía a sus hijos a una escuela (en vez de tenerlos todo el tiempo en su casa). Entonces: hay que buscar una casa de zona norte cercana a una Iglesia, y cercana a una escuela. De encontrar esa escuela, hay que investigar si en dicho establecimiento concurren chicos de cierta edad que tengan un mismo apellido (que delate su condición de hermanos)

Con estos mínimos datos y una inferencia lógica, en poco tiempo los represores pudieron localizar a tres chicos con el mismo apellido que concurrían a una escuela con las características antedichas (zona norte; cercana a una Iglesia). Conociendo a los padres de estos chicos, pudieron obtener la dirección del domicilio que estaban buscando. Así fue descubierta y aniquilada la base de prensa de Montoneros. Fucking genius los militares!!! 

sig. enlace página 16:


El torturador de Córdoba Ernesto Barreiro cuenta en la entrevista del libro "Los años 70 a Fondo" un caso bastante similar (puede que sea el mismo caso):



Aquí por una parte hubo un grueso descuido de los militantes para ocultar estos datos mínimos: mal tabicamiento (la dirigente pudo observar el patio de la casa, pudo intuir que estaba en zona norte), la información de los chicos, etc. Y por otra parte, también pudo jugar el sentimiento de derrota de la torturada, ya que suministró información que no era inmediatamente verificable. Tranquilamente ella podría haber inventado la información: podría haber dicho que la casa no tenía patio, que la dueña no tenía hijos: como no se puede verificar en el momento, mentir o decir la verdad no habría detenido la tortura; a diferencia de una cita donde existe la probabilidad que los torturadores te dejen en paz si cantás la cita que vas a tener con tu compañero en las próximas horas

Si la detenida proporcionó datos verdaderos, es porque hubo factores imponderables como el sentimiento de derrota en la "guerra", y la consiguiente necesidad de sobrevivir ganándose la confianza de los represores al darles información válida (o la última opción es que la detenida hubiese tenido miedo a ser "careada" con otra persona sobre la localización de la base)

-Se hizo militancia política en situaciones represivas o de alerta muy grandes, exponiéndose inútilmente. Ej. para secuestrar a un militante del frente sindical no era necesario siempre la información bajo tortura de un compañero; simplemente los militares tenían que preguntarle a los gerentes o patrones quién es el trabajador que más está molestando con reclamos o sabotajes. A partir de ahí, el trabajador estaba "fichado"

Paradójicamente otro aspecto que jugó en contra de la izquierda peronista específicamente -como Montoneros- fue su etapa de legalidad en el periodo 1973-1974. Esto desencadenó dos graves fallas de seguridad: los organismos de inteligencia del Estado (de la Policía, fuerzas armadas, etc.) tuvieron mucha más facilidad para fichar a los militantes de superficie, a los "jetones" que pintaban consignas de Montoneros a la vista de todos (porque era legal la organización). Permitió conocer sus nombres legales y sus rostros, sus familiares, etc. La segunda falla de seguridad es que los militantes inevitablemente se empezaban a conocer entre ellos mismos: aunque no quisieran, su actividad era de superficie, pública; imposible entonces que un militante no conociera a otro que hace exactamente lo mismo que él, que corea lo mismo, que pinta lo mismo, que panfletea lo mismo. Esto quebraba el concepto vital de la información mínima que debía tener una célula guerrillera

En el manual de Contrainsurgencia de la SIDE que la Justicia encontró a fines de los años 90, y que trataba de la persecución de Montoneros en Córdoba, se hace hincapié en el gran caudal de información valiosa que obtuvieron de algunos de los "colaboradores" (aquellos prisioneros que, torturados y amenazados, se convirtieron en marcadores compulsivos de sus compañeros). Puntualmente el manual dice: 

El éxito de la contrainsurgencia en algunos lugares del país, en especial Córdoba, dependió en gran medida, no solo al accionar operativo de las Fuerzas de Seguridad, sino también que éstas vislumbraron la efectividad que se obtenía a través del hecho de lograr, a través de toda una política, colaboradores de gran confianza que aportaran en la medida de sus posibilidades al accionar contrainsurgente


Estos colaboradores, a diferencia de un simple militante de célula que solo podía conocer unas muy poquitas personas, pues estos colaboradores "quebrados" tenían conocimiento territorial mucho más amplio, podían delatar a muchísimas personas


El torturador Ernesto Barreiro, jefe de interrogación de La Perla, explica brevemente este falla de seguridad de la militancia. Dice:

Una pieza que teníamos ahí nosotros era Graciela Doldan, que fue la mujer de Sabino Navarro; una tipa de gran nivel en la organización [Montoneros], en los orígenes. Pero a raíz de la ruptura del Negro Sabino –que después muere en el 72– ella queda descolgada y la reincorporan con un grado menor, como aspirante. Pero ella conocía a todo el mundo y todo el mundo la conocía a ella por su trayectoria. Entonces, cuando cae, tengo una charla muy profunda con ella. Le digo: “Mirá, acá no hay forma. Ustedes ya perdieron. Es una cuestión –ahora– de costos. Si vos me ayudás, vamos a hacer que esto sea lo menos traumático, con el menor margen de error posible”. Una
conversación política y práctica. Entonces me comprendió perfectamente. No sólo que no le tocamos un pelo, sino que además yo respeté e hice respetar su estatus. A diferencia de los otros colaboradores, que vivían en piezas aparte, yo tuve el cuidado de que ella siguiera en las condiciones del resto de los prisioneros, para que no se sintiera menoscabada como una traidora, como eran los otros tipos colaboradores. Ella estaba ahí, en la cuadra, como el resto de los presos. No tenía ningún trato preferencial. A diferencia de los otros, que eran colaboradores activos, mentalmente produciendo continuamente información. Ella se limitaba a que, cada vez que caía un monto, yo la traía a ella y le decía: “explicale lo que está pasando”, “fulanita, fulanito, yo soy tal, mirá no vale la pena, está todo perdido, hablá, te conviene, etc.”. Así fue


Independientemente de qué tan "adornada" esté la historia que cuenta el represor, en su contenido es muy útil para entenderlo: una militante que ya conocía a todo el mundo, es una falla de seguridad muy grande que termina costando mucho a Montoneros. Y esta falla ocurre precisamente durante el lapso 70-74, donde Montoneros experimenta un auge tremendo y se encuentra en una semi-legalidad

-El sadismo en el interrogador puede volverse contraproducente, en cuanto el detenido caería a la cuenta que no importa si confiesa o no confiesa, pues igual lo torturarían



Ahora, olvidando la cuestión teórica y yendo a lo concreto ¿Funcionó la tortura en el caso argentino? Depende de qué hablemos. Si hablamos de las citas: mientras hay testimonios de caídas masivas de gente de las organizaciones político-militares por la delación mediante tortura específicamente, hay otros tantos testimonios de gente torturada y asesinada por error, o de capturas por otros métodos. Pero al parecer ese método fue un éxito monumental

Sin embargo, hay otros objetivos a tener en cuenta para responder al planteo de si fue "exitosa" en lo que concierne a un interés social, a una medida beneficiosa a la sociedad. Resumidamente, en cuanto a unos 3 "escalones" evaluativos, dando pocos ejemplos que no implican la totalidad: 


-¿Hubo personas "ajenas" al que buscaban, que fueron torturadas?


El fiscal Strassera en su extracto de la acusación, sintetiza los gruesos errores de la utilización de la tortura sin sortear los problemas epistémicos del sujeto a torturar:
"Quisiera repetirlo: la falta de condena judicial no es la omisión de una formalidad. Es una cuestión vital de respeto a la dignidad del hombre
Su abandono llevó a lo siguiente: una persona fue secuestrada por pertenecer a las F.A.P. (Fuerzas Armadas Peronistas) y resultó que pertenecía a la F.A.P. (Federación Argentina de Psiquiatras); un profesor fue detenido por difundir las ideas del ERP y resultó que daba clase de ERSA (Estudio de la Realidad Social Argentina); una persona fue detenida porque leía "No transar"; un niño de 14 años fue detenido y asesinado con métodos atroces porque quería ingresar en la Escuela de Suboficiales de Marina y era hijo de un integrante del Partido Comunista; los hijos, la nuera y la esposa de Ramón Miralles fueron detenidos para poder detener a Ramón Miralles; Ramón Miralles fue detenido y torturado para que explicase o inventase algún delito económico de Victorio Calabró..." 

http://www.desaparecidos.org/nuncamas/web/juicios/juntas/acusa.htm 


Amnistía Internacional en noviembre de 1976, escribe sobre la situación argentina: 

En el presente clima de la Argentina, un ciudadano puede caer bajo sospechas de abrigar ideas extremistas si, por ejemplo, posee un ejemplar de la poesía de Pablo Neruda. Si, además de ello, tal persona cae en manos de la policía o los militares, la costumbre de diferir un arresto oficial hasta que se haya comprobado su actividad política, bien puede equivaler a que en el ínterin, resulte una víctima de la tortura. El caso no es simplemente hipotético. De hecho, se sabe que en los últimos meses muchas personas inocentes han sido torturadas 
pag. 50: 


Norberto Liwsky fue víctima de estas torturas: picana durante horas y en muchos días, golpes intensos con varilla, quemaduras en el ano, le quitaron la piel de las plantas del pie con bisturí, le estrujaron los testículos con gravedad, le dieron palizas, lo hambrearon y contrajo enfermedades ¿Y toda esta brutalidad para qué? Para que el tribunal militar de la dictadura se declarara incompetente, porque no tenían ninguna acusación que formularle al detenido. Liwsky fue finalmente liberado por la dictadura sin ningún cargo en su contra (página 54 del siguiente enlace:

https://librosycasas.cultura.gob.ar/wp-content/uploads/2015/11/LC_NuncaMas_Digital1.pdf 

)

En este caso es interesante porque Liwsky era militante no-combatiente del PCR, pero no fue "acusado" de la dictadura por nada. Es decir, mientras hubo efectividad en perseguir al militante, no hubo efectividad en condenarlo por los delitos que le querían enrostrar; ni siquiera el de asociación ilícita por militar en la "subversión"



Otro ejemplo de acierto y error: Pablo Meijide, hijo de Graciela Meijide y simpatizante de la Juventud Guevarista, fue secuestrado porque los represores se confundieron con otro Pablo. A partir minuto 25:45 resumen del caso según la investigación del centro clandestino Campo de Mayo (donde fue enviado el hijo de Graciela Meijide). Se "acertó" en la militancia, pero los militares buscaban a otro


El mismo informe de Amnistía cita la ley 21.460 de noviembre de 1976 promulgada por la dictadura, que en su artículo 9 confiere la facultad de tomar la confesión del detenido como prueba, y es el detenido quien debe demostrar la tortura para excusarse de su confesión. Cabe preguntarse por qué creaban semejante ley los represores, entre otras herramientas arbitrarias, si estaban seguros de ir hacia el blanco correcto mediante una investigación concienzuda

En la megacausa judicial de ESMA del 2011, se constató al menos a 34 personas secuestradas que testimoniaron que no fueron torturadas (de las 82 víctimas sobrevivientes del juicio). Se infiere que esto se debió a que no compartían vinculo alguno con las organizaciones político-militares. En cuyo caso, no se entiende por qué fueron detenidas (tal vez preventivamente hasta que se descubriesen si eran "subversivas" o no?), ni cómo se dieron que estaban "equivocados" los represores



El agente del Batallón 601 Julio Cirino, alias "Jorge Contreras", explica al embajador estadounidense en este memorandum de 1979, que había 2 categorías de personas inocentes (los que no eran siquiera militantes políticos?) en los centros clandestinos a cargo de las distintas fuerzas del país:

*Aquellas que, después de "cuidadosos interrogatorios" (así está escrito en el documento), eran liberadas por descubrirse su inocencia. Los superiores de ese centro clandestino preferían liberar a los inocentes aún con el riesgo que pudieran delatar a la sociedad la existencia de centros ilegales

*Aquellas personas que, aún descubriéndose su inocencia, eran asesinadas igualmente para evitar que buchonearan los procedimientos ilegales a la gente. Los superiores de esos centros decían que la preservación del "sistema" era más importante que la liberación de un inocente, y permitían su sacrificio 


Lo trascendente, es que el agente del Batallón 601 admite la existencia de inocentes "interrogados", que eran liberados o asesinados. Las dos cosas


El torturador del centro clandestino La Perla, Ernesto Barreiro, en el libro "Los años 70 a Fondo" testimonia sobre la gente "inocente" que pasó por el lugar:

Hubo personas que estuvieron 2 o 3 horas [en La Perla]. Porque si un montonero estaba en una esquina hablando con un compañero de Facultad o de trabajo en un encuentro fortuito, y pasaba un Equipo de Combate [del Ejército] con un “marcador”, los levantaba a los dos. Pero cuando inmediatamente se determinaba que la persona no tenía nada que ver se lo largaba

[...]

Era más el trabajo que nos daban las unidades del interior, nos crearon muchos problemas. Porque las unidades del interior que constituían lo que llamaban “sub-área” tenían autonomía. Entonces, el jefe de la fábrica militar de San Francisco era Jefe de una sub área y tenía su propio sistema de inteligencia y su propia orden de operaciones para actuar con lo que él consideraba elementos subversivos. Entonces metían la pata ¡pero mal! ¡mal! Es decir, ellos no tomaban decisiones sino que los remitían a nosotros. Pero era un bardo porque te encontrabas con tipos que nada que ver, y eso ocurría con cierta frecuencia. Y no faltaba el caso de tipos de lugares que tenían problemas personales con alguien.

Uno de los grandes temas es que vienen a hablar acá [en los juicios] tipos que quedaron libres, que estuvieron en nuestras manos, pero que fueron dejados libres porque, precisamente, cuando vos lo evaluabas, resulta que el tipo no era nadie, en muchos casos. Así eran muchos de los que mandaban del interior

No dice Barreiro sin embargo, cómo lograban darse cuenta si la persona tenía que ver o no

Similarmente, el represor Acdel Vilas (comandante del Operativo Independencia durante 1975), escribía en su diario de campaña acerca del "Lugar de Reunión de Detenidos" (centro clandestino) que él comandaba:

En principio, tras seleccionar a los guardias cárceles, les impuse un horario rotativo que les impedía continuar los contactos tomados con subversivos. Pero como ello no era suficiente, decidí separar en tres grupos a los delincuentes subversivos, de modo tal que los más peligrosos e importantes nunca llegaran a la cárcel General Urquiza. Las Fuerzas de Tarea dependientes de la brigada tenían 24 horas para tomarle declaración a los detenidos, tras lo cual debían remitirlos a Famaillá, donde esperaban los interrogadores del Ejército que yo, en forma personal, los había elegido. En el lugar de Reunión de Detenidos se procedía a separarlos en grupos. Algunos recuperaban su libertad por falta de méritos, otros, a los cuales se les había comprobado que tenían explosivos y armas de guerra pasaban -siempre y cuando no los necesitásemos para seguir interrogándolos- a la Justicia Federal de Tucumán, un tercer grupo iba a la Cárcel General Urquiza a disposición del PEN


Al parecer "algunos recuperaban su libertad por falta de méritos", aunque no dice cuántos de ellos recuperaron esa libertad, ni por qué decidieron liberar a esas personas de ese centro clandestino, ni después de qué clase de interrogatorio lo dejaban libre. Otro grupo pasaba a disposición del PEN


El señor Mayo Von Höltz, un apologista grueso del proceso militar, escribe en esta peculiar nota para la prensa de Nicolás Márquez, algunas barbaridades como la siguiente:
"La forma en que las FFAA combatieron el terrorismo fue de una eficiencia y eficacia difícil de superar. De los 7500 muertos por las fuerzas legales en la guerra, la tasa de error fue prácticamente nula"
https://prensarepublicana.com/guerra-antisubversiva-la-eficacia-militar-fue-dificil-superar-mayo-von-holtz/ 

Para el señor con nombre de mes, esto se debe a algunas declaraciones vagas de los guerrilleros, que pudieron entrever que la mayoría eran terroristas.... en fin, me encantaría saber cómo el señor Von Höltz va a justificar científicamente la precisión militar, con los graves problemas epistémicos que señalamos arriba. Y trataremos de no discutir otros puntos de ese artículo vergonzoso, como la "estrategia" de la desaparición que él narra, tan imprecisa como el método de tortura

Roberto Roualdes, jefe de la plana mayor del Comando del Primer Cuerpo del ejército, le dio a Emilio Mignone una desfachatada justificación de los crímenes hacia personas inocentes, admitiendo implícitamente que los crímenes de la dictadura estaban contaminados por los problemas epistémicos antemencionados:
"Si detenemos a cien personas, no aparecen nunca, y 5 de ellas son terroristas, el procedimiento está justificado"
fuente: El libro "El Drama de la Autonomía Militar", de acuerdo a las entrevistas que Mignone mantuvo con Roualdes y otros personajes como Emilio Massera:

https://es.scribd.com/document/334517763/El-Drama-de-La-Autonomia-Militar-Prudencio-Garcia-Martinez-de-Murguia 

Tan impresionante debió ser lo que dijo Roauldes, tan trascendente a la opinión pública fue, que Sábato lo recuerda en este documental de "Nunca Más" del año 1984 [minuto 1:37:53]




Un represor de Bahía Blanca le dijo a un sobreviviente que no importaba si se equivocaban de 10 a 1 (en proporción inocentes / culpables) porque estaban en una guerra justa, en una guerra santa. Pag. 1688 del siguiente fallo judicial:



Estaban los blancos de oportunidad: aquellos detenidos que no eran el objetivo de la represión, pero que los secuestran igual porque "pueden saber algo":


Significa que en efecto, estaba contemplado la idea de secuestrar a alguien ajeno, si les servía a sus propósitos



Porción del documento escrito por represores del centro clandestino Olimpo, titulado "Interrogatorio para CPL [Cristianos para la Liberación], que deberá ser efectuado a cada uno de los detenidos del CPL”, diciembre de 1978; en el que listan un conjunto de preguntas que tenían que hacerle a los secuestrados bajo interrogatorio. Algunas preguntas son lo suficientemente ambiguas para que sus respuestas involucren a otras personas "ajenas" a la militancia. También se demuestra que los torturadores no conocían el grado organizativo de sus secuestrados


-¿La tortura logró la información que deseaban los represores? Al parecer fue un método efectivo en las citas, aunque al día de hoy no hay listas completas acerca de la militancia de los desaparecidos. Pero de acuerdo a la evidencia, incluso testimonio de sobrevivientes de los centros clandestino, la tortura logró que, ante la incapacidad de soportar el dolor, la gente cantara las citas

No obstante, de nuevo es bueno recordar una vez más que la represión no fue selectiva en encontrar única y exclusivamente a los combatientes de la guerrilla, sino que extendió geométricamente su radio a todo militante; incluso los militante más superficiales que estaban muy expuestos desde el vamos (lo que los convertía en presa fácil). Asi que la efectividad de la tortura está distorsionada, demostrándose ineficiente como método: la "gracia" de torturar como método, es hacerlo con el menor número de prisioneros y obtener la información más rentable. La efectividad de la tortura se demuestra con la eficiencia, no con el derroche como ocurrió aquí

Tan así que en casos como Tucumán, es notorio cómo se extendió la represión a meros simpatizantes (no militantes "orgánicos"). En otros apartados del blog veremos esto

Tampoco podemos olvidar que la tortura funcionó en estos casos piramidales de "cantar citas", donde los torturadores ya tenían conciencia que la víctima estaba inmersa en ese esquema celular. La tortura no funcionó per se. Por eso, no podemos decir (porque no contamos con evidencia) qué nivel de efectividad o inefectividad tuvo el tormento para que el militante diera información sobre otros datos que no sean el de las citas  


En el informe del centro clandestino La Perla de 1980, escrito por sobrevivientes: 

Las torturas apuntaban a obtener información sobre las "citas", encuentros habituales entre miembros de una misma organización, rotativos y periódicos. El conocimiento de estas "citas" por acción de la represión se convirtió en el medio más eficaz para la captura de militantes; aunque los domicilios podían ser desconocidos -y en muchos casos, lo eran- la generalidad de los militantes tenían varias "citas" diarias

El segundo objetivo prioritario de los interrogatorios era obtener los domicilios 

El Destacamento disponía de organigramas de las distintas organizaciones políticas que eran rectificados en forma permanente a raíz de las capturas que se iban produciendo. Por ejemplo, se sabía que José "funcionaba" con Juan y María, y tenia "cita" en un nivel superior, con Pedro, y en un nivel inferior con Luis

Este organigrama se mostraba al secuestrado, sometido a torturas, y se le decía: "Mirá, vos estás aquí y nos tenés que dar a los otros porque sabemos que funcionás en tal ámbito". Es decir, los torturadores conocían de antemano una serie de datos sobre cada uno y sobre las posibilidades de obtener mayor información. Esto era casi decisivo en la tortura pues reducía las posibilidades de intentar desviar el interrogatorio. El único camino era resistir hasta la muerte. Y muchos prisioneros lo recorrieron firmemente

pag. 16: 



Del lado de la represión, se repite la tónica de la "obtención de información" en corto tiempo. En una entrevista con un torturador, éste decía: 

Yo nunca torturé. Torturar es infligir dolor por placer personal. Yo castigaba al enemigo cumpliendo órdenes de mis superiores. Y si querés saberlo, todo se transforma en un juego con sus reglas; el subversivo lo sabe. Tenés que sacarle información. El tiempo está de tu lado, pero a él no podés darle tiempo porque entonces él te ganará en cuanto empieces a darte cuenta de lo que hacés. Hay que trabajar para vencerlo tan rápido como sea posible. Lamentás causarle dolor pero trabajás rápidamente. No lo mirás a la cara aunque le pongás los electrodos en la boca; y lo tenés con los ojos vendados. El secreto está en no mirarlo a los ojos. El otro secreto es que no haya sangre, eso hay que dejarlo para los enfermos hijos de puta o las bestias jóvenes. Podés mirar cómo se arquea el cuerpo y rebota con las descargas eléctricas, pero nunca derramar sangre

-[entrevistador] ¿Qué voltaje usaban?

-Cualquiera, hasta 220 voltios. También se les hacía el "submarino"; se los colgaba de los pies y se los sumergía en un charco de agua sucia o se los dejaba caer sobre el suelo mojado cubierto con sal... Pero yo nunca hice eso. La electricidad es limpia. Las otras cosas son para enfermos



El siguiente manual de Contrainsurgencia de Córdoba escrito por los represores de la SIDE, habla del éxito conseguido en la destrucción de Montoneros en aquella provincia. El mismo manual consigna el método de persecución y confección de organigramas:

La caída del militante es el objetivo primordial de la contrainsurgencia y más aún si se lo logra detener vivo. Una vez conseguido esto, el logro de su colaboración permite la caída de otros militantes, de infraestructura y la posibilidad de una colaboración de índole estratégica. Así es que todo accionar referido a la caída del militante, debe apuntar a estos objetivos. Un aspecto fundamental referido a la validez de la colaboración, está dado por el tiempo en que se logra ésta

En el “primer tiempo” -el lapso que va desde la detención y hasta el logro de información que permita una rápida caída en cadena y que el militante debe conocer necesariamente-, la información a pedir es “[...] el domicilio propio preguntando sobre otros habitantes, nivel de los mismos, posibilidades de defensa, plan de fuga, embute”  y "citas (tener en cuenta que todo militante tiene por lo menos una todos los días)" 

Es fundamental que el detenido que marcó la cita, deba ir a señalar a los otros militantes. Como esta situación se produce en el primer tiempo del interrogatorio, es lógico que no exista confianza en el detenido, por lo que es mejor llevar también un colaborador de confianza que conozca a los posibles militantes que estarán en la cita 

Con respecto a la duración de este primer tiempo del interrogatorio, no debe ser MAYOR DE TRES HORAS, desde el momento en que el militante es detenido 

En el segundo tiempo, [...] luego de consignada la información de interés inmediata, que de alguna manera es la que permite comprobar la veracidad de los dichos por el detenido, se debe entrar en la obtención de otros datos que, si bien son de interés, no necesariamente debe conocer el militante. Para no gastar esfuerzo y tiempo, se debe preguntar: nivel organizativo (da la idea de lo que puede conocer el detenido), otros domicilios de militantes o de infraestructura de la organización, nombres legales de militantes y lugares de trabajo de los mismos, operaciones en las que participó y diseño de las mismas, estructura organizativa y otros datos que puedan ser puntas para la investigación futura [...] La confección y tenencia de un organigrama, completo y al día, permite que en el momento de la caída del militante, se le puede demostrar a éste que se lo conoce y se lo tiene ubicado en su nivel y función. Esto “descoloca” al detenido y facilita el quiebre rápido del mismo. Además esto permite “un interrogatorio dirigido… redundará en efectividad y rapidez, lo que aporta entonces a cumplir con los plazos del 1er tiempo de interrogatorio y por lo tanto lograr nuevos blancos" 


Aquí los represores en este manual diferencian la información que inevitablemente conoce el detenido (las citas), de aquella otra información que NO NECESARIAMENTE conoce el torturado (casas, infraestructura de la organización, diseño de operativos, nombres legales de otros militantes y sus lugares de trabajo). En ambos casos el detenido es "interrogado" (torturado): lo torturan para que diga lo que sin dudas sabe (las citas) pero también lo torturan por si acaso declara otras cosas que los mismos represores no saben si el detenido conoce

Nótese que dentro del ámbito de la información que los torturadores consignan que el detenido no necesariamente conoce, aparece: "operaciones en las que participó y diseño de las mismas". Es decir que aún si secuestraban a un militante del sector armado de Montoneros o PRT-ERP, los represores a priori no conocían si ese detenido que iban a atormentar había participado en un atentado criminal gravoso o no


El principal represor de Rosario y cerebro del centro clandestino Servicio de Informaciones, el jefe de la policía santafecina Agustín Feced, declaró a la Justicia sobre los interrogatorios a secuestrados y la obtención de datos:

Se le hacían preguntas y de acuerdo a la importancia o el objeto que movía el interrogatorio, vale decir procurar establecer lugares importantes de depósitos de armas y explosivos, etc. etc. se lo seguía interrogando a veces sin límite. Por supuesto verbalmente, hasta que se obtenía, a veces si, a veces no, resultados positivos de los interrogatorios

A veces no se obtenían resultados con los interrogatorios, según el represor Feced. Al menos no sobre "lugares importantes de depósitos de armas y explosivos" [quizás sea obvio remarcarlo, pero eso de "se lo interrogaba verbalmente" es un cuento: se lo torturaba al detenido]

extraído del sig. libro, pag. 111:



Tenemos el caso de Gustavo Edison Insaurraulde y Marta Landi de acuerdo a documentos militares del Plan Cóndor: en el primero, el sujeto interrogado, que tenía lazos con organismos "subversivos", no pudo proporcionar nombres u otros datos exactos de las fotografías que la inteligencia militar le mostró para delatar. En el segundo caso, la señora fue estimada por los militares como ajena a cualquier vinculación con bandas subversivas. Ambos continúan desaparecidos


En este otro informe, escriben que se continuaron con interrogatorios minuciosos a detenidos, sin poder conseguir más datos nuevos. Es un indicio que en no todas las sesiones de tortura se podía sacar información relevante.... con lo que eso conlleva para los partidarios de la supuesta efectividad de la tortura y maestría de los militares de torturar únicamente al que sabe: 



La siguiente tabla pertenece al libro apologético "Los 70: Violencia en la Argentina", editado por el Circulo Militar; y contabiliza los muertos provocados por la guerrilla año a año, diferenciando los periodos dictatoriales de los democráticos. pag. 166:




En el año 1975 la guerrilla ejecutó 190 muertos, mientras que en 1976 provocó casi 210 muertos de los cuales 150 aprox. en el periodo a partir del 24 de marzo. En ese año 1976 se produjeron 3.800 desapariciones y muertos acorde a la contabilización del Estado, a diferencia de 1975 que no superó los 750 muertos y desaparecidos. Si existiese esa equivalencia "desaparecido = causante de un crimen" el número de muertos provocados por la guerrilla en el 76 tendría que haber sido mucho menor en comparación con 1975, no casi similares. Esta disminución aguda recién ocurre en el año 77, aunque no se aleja tanto del año 1974 donde Montoneros y PRT-ERP aumentan su caudal de militantes

Esto significa que en el año más represivo que fue 1976, donde morían muchas personas diariamente (y otros tantos miles eran detenidos a disposición del PEN o secuestrados en centros clandestinos para sobrevivir posteriormente), la guerrilla cometió más asesinatos, no menos. Si realmente todo desaparecido era "terrorista", "criminal", "participante SI o SI de asesinatos", "combatiente fanatizado para matar" y demás lindezas, entonces la caída masiva de estos "terroristas" se hubiese reflejado en un número mucho menor de muertos por la guerrilla


En síntesis, el método de tortura es muy efectivo para una sola cosa: las citas. Su efectividad radica en que el prisionero es capturado en un esquema celular (ej: lo capturan cuando está esperando en una determinada calle. O lo capturan cuando está en un bar con un determinado vestido, etc.). Por eso los torturadores saben que su detenido tiene una cita, y lo torturan en consecuencia. El prisionero no puede escapar a eso

Pero después la tortura es muy inestable en su efectividad para obtener otro tipo de información. Los mismos represores reconocen tácitamente su variable efectividad en ese sentido, no están seguros si su prisionero realmente conoce lo que le están preguntando en el interrogatorio. Eso sin contar que pueden obtener datos muy valiosos por otras razones (por ej. por las deficientes medidas de seguridad adoptadas por el detenido)

Es problemático reconocer que el suplicio solo funciona en las citas, porque es una forma de admitir que se tortura a personas con independencia de su nivel de peligrosidad. Pueden torturar a un mero simpatizante inerme por el solo hecho de ser un nexo entre una célula y otra. Es éticamente muy cuestionable incluso si lo sopesamos con el pretendido éxito en la desarticulación piramidal de la organización. Es ineficiente la tortura aquí

Esa fue de hecho una de las críticas que se le hicieron a los estadounidenses en Vietnam con su programa Phoenix (operativo donde los americanos torturaban a los vietnamitas para obtener información). La crítica indicaba que Estados Unidos y Vietnam del Sur con este método solo podían neutralizar a integrantes del Viet Cong de muy bajo rango

pag. 28:



-¿Lograron sus objetivos de seguridad poblacional? ¿A qué costo? En esos términos, la represión militar no funcionó porque la guerrilla mató más personas y no menos en el lapso 1975-1979, y la enorme ineficiencia no compensa el pretendido rédito tampoco 

"Ineficiencia" es un modo de decir; porque los militantes no-combatientes eran un blanco también para las fuerzas armadas. El militante no-combatiente no era un "dolo eventual" (o de consecuencias necesarias) en la búsqueda del combatiente, sino un objetivo en sí mismo. Para este posteo sin embargo, lo estamos analizando como si fuese un dolo eventual en la persecución a los "delincuentes"

El siguiente gráfico es el organigrama completo de Montoneros en la provincia de Santa Fe, acorde al informe del represor Alfredo Sotera, jefe de inteligencia del Destacamento 121


(abra la imagen en otra pestaña para mejor visualización)


Como se puede notar en el organigrama, los militantes políticos no se comunican con los militantes combatientes excepto en sus vértices, es decir sus jefes. El jefe de la Secretaría Política podía comunicarse con los demás jefes, incluyendo el jefe de la Secretaría Militar. A rasgos generales, podríamos concluir que no es necesario matar a todos los montoneros para eliminar su peligro armado. Con matar únicamente a los combatientes, el "apocalíptico" peligro de la lucha armada se acaba 

Entonces, si los represores querían llegar a la estructura militar de Montoneros para destruirla, podían apelar a los sig. métodos:

1-Capturar a un militante político (no-combatiente), torturarlo para que delate a su responsable de célula. Después torturar a ese responsable para que delate a su propio responsable.... y así en una cadena ascendente hasta llegar al vértice: el jefe de la Secretaría. Se tortura a dicho jefe para que delate la cita con el líder de la Secretaría Militar. Una vez capturado el jefe de la Sec. Militar, se lo tortura para que delate a sus cuadros inferiores, es decir todas las ramificaciones de combatientes que están debajo de él. Se continúa torturando personas en cadena descendente esta vez, descubriendo las ramas combatientes de la estructura militar

Así se destruiría a la estructura militar de Montoneros, pasando necesariamente por la tortura a los militantes políticos

2-Otro método, es capturar a un combatiente y torturarlo para que delate a su responsable de célula y sus compañeros horizontales. Una vez capturado el responsable, se lo tortura para que delate a su propio responsable y compañeros horizontales.... todo ello en una cadena ascendente y horizontal, buscando destruir toda la estructura militar de la organización

En este método no haría falta torturar a los militantes políticos, en tanto ya cuentan con un combatiente interrogado para iniciar la persecución piramidal de la Secretaría Militar

3-Otro método, es que justo logren atrapar de casualidad al jefe de alguna de las Secretarías. Ahí se lo tortura para llegar a la estructura militar y destruirla en dirección descendente (y horizontal)


(aclaración: dentro de la Secretaría Militar se encuentra el Sector de Inteligencia y Logística, que estrictamente no son combatientes. No importa, para este ejemplo los incorporaremos como blancos "legítimos" de la represión)


De los 3 métodos enumerados, el primer método solo tendría sentido cuando los represores no tienen a ningún combatiente para iniciar la pesquisa piramidal de la Secretaría Militar. Si no tienen combatientes para torturar o la ramificación se cortó en todas sus puntas, deben "inevitablemente" torturar a los militantes no-combatientes para llegar al jefe de su Secretaría, quien es el único que podría ofrecer información para acceder a la Secretaría Militar 

Pero como era de esperar, el objetivo de los represores no era únicamente destruir el aparato militar de las organizaciones, sino DESTRUIR TODO. De acuerdo al "Informe Sotera", las fuerzas armadas ya habían capturado a 15 soldados, es decir integrantes de la Secretaría Militar. Además de algunos Oficiales. Pag. 3:


No obstante, los represores continuaban torturando y asesinando a personas AJENAS a la Secretaría Militar (véase informe Sotera en su totalidad, memos de inteligencia o estadística RUVTE), aún cuando ya tuviesen combatientes capturados para iniciar el interrogatorio piramidal de la rama militar de Montoneros. Aún cuando no es necesario matar militantes políticos para destruir el aparato militar. Esto revela que los represores no torturaban ni mataban a un militante de prensa para destruir la Secretaría Militar, sino que lo masacraban para destruir la Secretaría de Prensa. No torturaban ni asesinaban a militantes de la Sec. Política para destruir la Sec. Militar, sino que el objetivo era destruir esa Secretaría Política. El objetivo de la represión era destruir COMPLETAMENTE  la organización, a sabiendas de la nula peligrosidad de los restantes militantes. Así ocurrió con las demás provincias



Organigrama dibujado por los militares sobre un grupo celular (probablemente de PRT), donde claramente hacen inteligencia sobre "futuros soldados" (combatientes y militantes de la Secretaría Militar) pero también sobre propagandistas



Finalmente, si el objetivo primordial de la tortura era llegar a cada militante mediante el nexo de las citas, no parece tan imprescindible torturar a todos los militantes para reconstituir la cadena. Con torturar a UNO solo, ya se puede hacer inteligencia con los nexos sin necesidad de torturar masivamente. Sin ir lejos, el prisionero X capturado y torturado puede hacer cita con el otro militante Z, y a partir de ahí hacerle la inteligencia a ese militante Z para ver su rutina y sus citas con los demás; luego hacer inteligencia a esas personas en cadena. No es necesario ir a capturarlo para que cante la cita, cuando perfectamente podemos esperar a que el mismo sujeto haga la cita naturalmente y nosotros simplemente vigilarlo con prudentes métodos de observación (sin ser descubiertos). Esta reflexión es mucho más grave si pensamos que los militares torturaron masivamente a muchas personas que ellos sabían que no constituían peligro bélico alguno..... todo ese sufrimiento cuando perfectamente podían optar por un método menos cruento y con efectividad similar

Para más inri, hubo casos de personas secuestradas en sus domicilios donde convivían con gente que no era militante (por ejemplo adolescentes que vivían con sus padres). Una estadística en la pag. 10:


Esto es significativo porque implica que los represores "descubrieron" el hogar de su presa, aunque por regla general los militantes bajo tortura no pudieran saberlo (para no violar las normas de seguridad de las organizaciones revolucionarias, ellos no tenían que saber el domicilio de su compañero). Estas capturas podrían deberse a 2 motivos:

-Los represores descubrieron la casa por métodos ajenos a los interrogatorios bajo tormento (en cuyo caso la tortura deviene ineficaz)

-Los represores torturaron a un militante y éste cantó la cita.... pero los represores no fueron automáticamente a detener al militante cantado, sino que prudentemente lo vigilaron y esperaron a que vuelva a su hogar para allí secuestrarlo

Si los represores hacían eso, quiere decir que ellos tenían la aptitud de secuestrar gente sin necesidad de interrogatorios masivos. No era necesario torturar cientos, miles de personas cuando podían torturar a 1 sola persona para iniciar la cadena de secuestros con una vigilancia prudente (vigilar sin ser descubiertos), detectando las citas pero sin capturar automáticamente sino esperar el desenvolvimiento del militante de su rutina 

Ejemplo de un interrogatorio bajo tortura a una detenida de Rosario:

Me orinan en el cuerpo y en la cara, me torturan y me preguntan por mi compañero, dónde está, nombrando los lugares en los cuales estuve, durante el seguimiento (siete meses y tienen registrado día por día mis pasos). Como no me acuerdo me siguen picaneando (...) ellos decían que yo tenía que saber, quiénes eran los montos y erpianos del sindicato y también Vanguardia Comunista

pag.  140


Si los represores podían darle seguimiento a una persona durante 7 meses, no se comprende la necesidad de tortura

Entonces resulta bastante complicado sostener la tortura en masa como método imprescindible, inevitable para un sistema tan lineal como las citas, que puede ser superado con la vigilancia. Paradójicamente la tortura termina teniendo más sentido en su aspecto menos previsible, como la obtención de datos que no sean citas (dinero, armas, embutes, etc. en fin todo aquello que el torturador no sepa si su prisionero conoce). Cuanto más difícil sea obtener un dato, más sentido tiene la tortura (a costa de ineficiencia y errores por supuesto). Ya que las cosas más fáciles, como las citas, podían haberse solucionado con otros métodos


En otros casos, no se entiende muy bien el criterio seleccionado de actuación. En el famoso episodio "Corro 105" donde forzaron al suicidio a Victoria Walsh (hija del periodista Rodolfo Walsh), los represores iniciaron un tiroteo infernal a la casa con el evidente objetivo de asesinar a todos los militantes que estaban allí. Pues bien: resulta que esos militantes pertenecían a la jefatura de la Secretaría Política Nacional de Montoneros, un vértice que podría haberlos conducido más fácilmente a la Secretaría Militar e incluso a la Conducción Nacional de este grupo. Los represores sabían de la importancia de estos sujetos. Uno, aplicando la "lógica criminal", pensaría que lo mejor es capturar a esos militantes con vida, para torturarlos y extraerles información valiosa de la cúspide piramidal de la organización. Pero no fue así: en ningún momento los represores se preocuparon por mantener con vida a tan valiosas fuentes de información, en ningún momento actuaron clandestinamente intentando meticulosamente secuestrar en sus hogares a estas personas. Sencillamente se apostaron en la vivienda, la rodearon y la empezaron a ametrallar y bazukear hasta que finalmente los cercados se suicidaron (ante la llana imposibilidad de escapar con vida del lugar)

Si los militares podían darse el "lujo" de acabar con estos militantes tan relevantes sin necesidad de extraerles información de ningún tipo, la pregunta es obvia ¿Era imprescindible la tortura en masa para desbaratar las organizaciones? Con estos contrasentidos, la sensación es que la técnica de tortura era una mezcla de la efectiva búsqueda de información con un fuerte castigo al "demonio subversivo apátrida sin Dios"; pero no resultaba esencial para destruir a las organizaciones perseguidas


Nicolás Márquez en su libro "La Otra Parte De La Verdad":

https://es.scribd.com/doc/7147723/Marquez-Nicolas-La-Otra-Parte-de-La-Verdad 

justifica la tortura. En las páginas 77-78 de su primer libro: 

Respecto al tema de los delatores y quebrados, indefectiblemente surge una problemática muy delicada y polémica, que es la flagelación a que eran sometidos los prisioneros de guerra de un lado y otro. Si bien cuando los terroristas tomaban prisionero a un miembro de las fuerzas legales éstos eran sometidos a torturas varias, en principio éstas no tenían razón de ser más allá del morbo mismo. Los integrantes de las fuerzas legales eran perfectamente identificables por sus uniformes y función pública y por ende, a nadie había que "delatar". En cambio, en el caso de los terroristas, que vestían como civiles y que como tales sembraban el terror en cualquier ámbito que consideraban adecuado, para sus fines al quedar desarticuladas sus estructuras de tan difícil identificación, era por demás complejo y riesgoso para toda la organización

Flagelarlo, posibilitaba conseguir información e identificación acerca de sus camaradas de armas y obstruir atentados posteriores. No flagelarlo, importaba respetar al delincuente, y por omisión permitir la supervivencia de las organizaciones terroristas y los consiguientes atentados y asesinatos a inocentes actuales y posteriores. Se presentaba entonces una terrible disyuntiva. El ya citado Galimberti [dirigente montonero], reconoce que la aplicación de la tortura resultó ser una medida clave, sin la cual, las FF.AA. difícilmente hubiesen ganado la guerra "No hablé tanto en contra de la tortura. Es un invento de la revolución cubana, que torturó a todo el mundo, por empezar a su pueblo, que lo tiene oprimido. No, la tortura no es lo importante. La tortura es una anécdota. Cualquiera es capaz de torturar en una situación extrema. Es una objeción pelotuda. Si ellos peleaban con el código bajo el brazo, como decía el general Corbetta, perdían la guerra"

Obviamente, trata de untar toda la mermelada posible para suavizar su contenido y hasta hacerlo pasar como una idea de izquierda o un burdo Tu quoque: desde el ejemplo de la revolución cubana, hasta el trucazo de "lo que dijo un montonero sobre la tortura", la falsedad que los guerrilleros torturaban, etc. Pero con más o con menos, Márquez justifica la tortura con la excusa de abastecerse de información de calidad para desbaratar las organizaciones guerrilleras. Una lógica que podría perfectamente extenderse a cualquier organización delictiva (es decir, con los argumentos de Márquez se podría torturar al día de hoy a delincuentes comunes), pero que además no es cierto que la tortura sea una herramienta totalmente imprescindible o eficaz, y esa falacia fue parcialmente refutada por los mismos torturadores como anteriormente vimos

Como sea, aquí es interesante porque el apologista extremo de Nicolás Márquez está admitiendo tácitamente que la tortura era aplicada para conocer la identidad de otras personas, o información relacionada con personas y atentados. En cuyo caso, habría que preguntarle a este chanta ¿Se puede torturar a una persona inocente que tenga información? La problemática del desaparecido o víctima de la dictadura es asociada por el apologismo en la siguiente ecuación: desaparecido = culpable o terrorista = hay que torturarlo porque conoce información. Pero esta ecuación es falaz: un individuo puede ser "culpable" y tener pocos datos, o puede ser "inocente" y tener mucha información ¿Por qué no torturar al inocente? Márquez debería responder si la tortura es permisible aplicarla aún en este supuesto. Estamos en un dilema de hierro: o los militares necesitaban ser tan eficaces que podían torturar hasta inocentes para conseguir datos, o los militares solo torturaban por cuestiones punitivas a desaparecidos culpables y no para tener información. Es inverosímil que se den las dos cosas a la vez (torturar por culpabilidad y necesidad de conseguir información destacada) en todos los desaparecidos estimados por Márquez ¿O ahora resulta que los 8 mil desaparecidos eran todos culpables de gravísimos crímenes y también todos tenían información destacada?

Aquí el problema "ético" no sería tanto si torturar (en abstracto) está bien o está mal (que ya de por sí es un grave problema ético que no podemos obviar). Acá el problema que el apologismo no especifica, es si torturar para obtener información de un sujeto que no es peligroso, está bien o está mal. Los apologistas como Márquez (y Laje) han justificado la tortura, tal como hemos visto en su libro. Pero nunca especifican el "por qué" de la tortura, qué se desea obtener inmediatamente con la práctica y sobre todo a quién se la están aplicando. Así, no sabemos si están torturando a un criminal repugnante para obtener información delicada sobre futuros crímenes, o si torturan a un pobre tonto que conoce una cita con otra persona que ni siquiera es peligrosa tampoco

Nicolás Márquez no nos dice si él está de acuerdo en torturar a un perejil para obtener información. Porque es muy fácil decir "yo estoy de acuerdo en que torturen a un asesino o a un pederasta", pues uno podría deducir que esa clase de sujetos se merecen su cruel destino, bajo la lógica de la mano dura contra la delincuencia. Pero ¿Una persona que simplemente conoce una cita se lo "merece" también? Márquez no lo delimita

Y sin embargo, el manual de la SIDE habla de interrogatorios para obtener fundamentalmente citas, con independencia de la peligrosidad del sujeto

Tal vez Márquez me pueda retrucar diciendo: "bueno, el sujeto simpatizaba con Montoneros, militaba para Montoneros y entonces sabía las consecuencias". Vale recordar que aún si consideramos que Montoneros es una "asociación ilícita" (esto ya lo vimos en otros posteos), la simple asociación constituye un accionar no lesivo. Por lo cual no aumenta la peligrosidad real del sujeto. Asi que esto no nos resuelve si Márquez está de acuerdo con torturar a sujetos de escasa o nula peligrosidad para obtener información

Si él estuviese de acuerdo, debería profundizar ¿Podemos torturar al verdulero de la esquina si sospechamos que conoce datos que él no quiere compartir? ¿Podemos torturar a una niña de 11 años que se niega a comentarnos las actividades de sus parientes? ¿Dónde está la vara para dictaminar "a este inocente lo torturamos, y a este inocente no lo torturamos"? ¿Acaso si simplemente adhiere a Montoneros, aunque no sea combatiente? ¿Dónde se pone la vara? Y más importante ¿Eso significa asumir que efectivamente se puede torturar personas con total independencia de su peligrosidad?



Extraemos otros pensamientos ilustrativos del ex-sargento Victor Ibañez, un colaborador del centro clandestino Campo de Mayo:
"Mucha gente se murió durante los interrogatorios sin que pudieran sacarle ni una palabra. Y ahí viene la duda: ¿Serían o no inocentes? ¿Se resistieron a hablar o no tenían nada que decir? Estaban horas con dos picanas, muchos no aguantaban y se morían ahí mismo. Les reventaba el corazón, el cerebro, el bazo. Muerte súbita"
"Cada vez que los autos llegaban con un prisionero era lo mismo. Yo lo he visto más de una vez. Lo recibían afuera, a la intemperie. Antes de meterlo en el cuartito lo ponían contra la pared y le decían: 'Bueno, acá perdiste. Te esperan golpes, hambre, frío, mordedura de perros, tortura, picana. Así que aflojá de entrada porque si te hacés el duro, tenemos de todo y todo el tiempo para quebrarte'. Así, en voz baja, sin calentarse. El tipo, imaginate, ya estaba encapuchado, no veía nada, no sabía dónde estaba. Le temblaban desde los pies hasta las manos
Después los interrogadores seguían: 'A mí no me arreglás con que me digas el cien por cien; quiero saber más de todo lo que tengas para decir'. Aunque dijera toda la verdad, no era suficiente. Así lo recibían cuando todavía estaba fresquito, recién llegado, y ahí nomás empezaba a cobrar, inmediatamente, como para que se diera cuenta de que la cosa iba en serio
'El cien por cien de la verdad no me conforma', le repetían al detenido y se cagaban de risa entre ellos mientras le daban máquina y máquina [picana eléctrica]. Con esto ya tenés una idea de hasta dónde podían llegar los interrogadores"

Los interrogadores piden más que el 100% de la verdad... creo que es bastante obvio la absoluta falta de seriedad de un interrogatorio bajo tormento de esas características, en la que el interrogador presupone arbitrariamente que el culpable siempre tiene más información, sin importar si esa presunción es fundamentada o no, sin importar que actuar bajo esa presunción conduce a errores fatales de condenar a inocentes

Al margen de cuestiones éticas o humanitarias, que el método de persecución bajo tortura no es efectivo para atrapar únicamente culpables sin tocar a inocentes ni siquiera excepcionalmente, es algo que se sabe desde los tiempos de la inquisición, en donde parvas de inocentes eran capaces de confesar ser brujo frente a las flagelaciones a la que se le sometía. Friedrich Spee escribió el libro "Cautio Criminalis" en la época de la inquisición, que resultaba una "obvia" advertencia a los verdugos demonólogos. "Obvia" entre comillas porque para los inquisidores no les parecía tan obvia. En su serie de cuestionamientos planteados en el libro, Spee advierte que hay un real riesgo que inocentes confiesen ser culpables para detener el dolor de la tortura, que la tortura no produce verdad porque si la persona es inocente confiesa cualquier cosa para evitar el dolor y porque si es culpable confiesa cualquier cosa por otros motivos (en el caso de la inquisición, porque el culpable está aliado con Satán y la mentira es una de las maldades. En caso del guerrillero, porque el guerrillero prefiere que el vecino pague las consecuencias y no su compañero de la organización, o porque realmente no conoce de lo que le preguntan, etc.). Pero apologistas como Márquez o Mayo Von Höltz se atoraron en una mentalidad nostálgica de los procesos inquisitoriales, y por lo visto no tienen ninguna, absolutamente ninguna vergüenza de decir que el método fue "preciso" y que el margen de error fue "casi nulo": supongo que eso incluye cualquier persona torturada con independencia de su peligrosidad

Nicolás Márquez en su primer libro intenta tranquilizar un poco su conciencia diciendo que la delación voluntaria fue un factor determinante en las caídas masivas de militantes y no tanto la tortura. Que una vez que el "terrorista" fue capturado, su grado de claudicación o sentimiento de derrota fueron suficientes para delatar a medio mundo. Márquez hace suya las palabras de un autor conocido, en el sentido que un solo prisionero podía delatar a 20-30 personas, o los menos blandos a 8-10 personas (página 77 del primer libro). Por supuesto que no hay ninguna fuente seria de lo que afirma el apologista; además es contradictorio consigo mismo porque él ha dicho en otras ocasiones que los montoneros se componían de 5 miembros por célula o pelotón (minuto 42:51 del siguiente video): 



¿Cómo podían delatar entonces a más de 5 personas? Solo los jefes "en serio", los muy destacados podían conocer estructuras más complejas con mayor número de personas. Sin dudas un simple militante podía conocer a 2-3 personas como mínimo: la cita con su nivel inferior (salvo que no tuviera a nadie a cargo), la cita con su nivel superior, y la pareja con la que convivía (excepto que viviera solo). Unas 2-3 personas mínimas pueden ser arrancadas como información en la tortura de un simple militante. Un jefe de célula conoce unas 5-7 personas (las 4 de la célula + nivel superior + algún nivel "horizontal" + pareja de convivencia). Pero no 20 o 30 personas como dice el imbécil de Márquez. También es verdad que Montoneros fue una organización "legal" hasta fines de 1974, lo que permitió que muchos dirigentes o militantes se conocieran entre ellos al estar en la superficie (esta grave falla de seguridad fue aprovechada por los represores de Córdoba, al tomar a un prisionero dirigente para "marcar" a decenas de personas); pero eso no aplica a todo militante ni a toda organización

Tampoco es coherente la tesis de la delación voluntaria como preponderante: ¿Cuál es el sentido de delatar voluntariamente? Ninguno. Al menos no tiene sentido en "terroristas subversivos fanáticos apátridas" como los tilda Márquez. Si se delata, es porque hay algo que ganar, como puede ser el hecho que no te torturen. "Delación voluntaria" es absurdo ¿Cuál hubiese sido la consecuencia de no delatar? Márquez no lo aclara. El sentimiento de derrota es un factor a enlistar como quiebre, pero no en un contexto donde "no te hacían nada" si no cantabas. Es ridículo. Si la consecuencia de no delatar, era que no te sucedía nada, entonces no delatabas y listo. Nada había que ganar por buchonear, ni nada que perder si no lo hacías

-Las costosas metáforas médicas 

Mientras las analogías son útiles para la enseñanza didáctica, no todas las comparaciones son válidas por muy intuitivas que suenen, porque se tratan de ordenes esencialmente distintos. Lamentablemente el Ejército en su doctrina ha forjado un ideal de la sociedad como un cuerpo que contrajo un cáncer en sus tejidos, y en donde las fuerzas armadas asumen el rol de médico que extirpa ese tumor maligno. Suena muy didáctica la metáfora ¿verdad? Pero es una falsa analogía. No obstante hasta ahora pareciera que la metáfora no hace mucho daño..... hasta que el Ejército inevitablemente va hacia la conclusión lógica de la analogía: al extirpar ese cáncer, deben cortar a través del tejido sano, porque así es como lo hacen los médicos 

La falsa analogía es evidente, porque con intuiciones no arreglamos las cosas. El Ejército debería demostrar por qué ese tejido sano debe amputarse para extirpar el cáncer de la sociedad. Un médico tiene sus fundamentos para cortar tejido sano, pero los represores parasitan el discurso de los fundamentos médicos que no aplican en la sociedad, por más que la metáfora nos parezca alusiva. Pero este sistema de metáforas ha prosperado: un miembro de la "lucha antisubversiva" que no quiso dar su nombre en el libro "El Drama de la Autonomía Militar" pero que dijo:
Cuando en un organismo vivo se produce un tumor o núcleo infeccioso suficientemente grave, la solución médica sólo puede ser quirúrgica. Además, su técnica operativa no puede consistir en extirpar ese tumor cortando el tejido por el borde mismo de dicho núcleo maligno, sino que, inevitablemente, resulta necesario «cortar por el tejido sano», a cierta distancia de aquél
Por lo que dice este señor, deducimos que se está refiriendo al caso de los "dudosos", del tejido que siendo sano se parece a un tejido canceroso. Pero no se explica el concepto de "dudoso" para los militares. Los médicos pueden tener su propio concepto de "dudoso" para la materia en la que trabajan. Los militares ¿Qué concepto de "dudoso" tenían para el trabajo que realizaban?? La declaración de Videla sobre Claudia Grunberg nos ilustra en ese punto: en 1977 ante un periodista británico que preguntaba sobre el destino y motivo de detención de Claudia Grunberg, una discapacitada física en silla de ruedas (por ende, incapaz de ser una guerrillera), Videla contestó lo siguiente:
"El caso de esta niña a quien ustedes hacen referencia, que no conozco en detalle, entiendo que está detenida a pesar de estar lisiada. Vuelvo a la parte inicial: el terrorismo no es sólo considerado tal por matar con un arma o colocar una bomba, sino también por activar a través de ideas contrarias a nuestra civilización occidental y cristiana a otras personas, y es posiblemente en esta condición, que esta joven esté detenida" [reproducida esta frase en el diario Clarín el 18 de diciembre del año 77]

Obsérvese que Videla no está entreviendo la posibilidad que esa persona (esa niña) sea detenida por planificar el delito intelectualmente, sino por "activar a través de ideas contrarias al cristianismo y Occidente"


Claudia Grunberg permanece actualmente en condición de desaparecida


<<Cortar por el tejido sano>> podría significar el gravísimo problema de ineficiencia de abarcar la militancia no-combatiente o aún los simpatizantes


-En caso de duda, a favor de los milicos

El mismo señor de la guerra antisubversiva en el citado libro de Prudencio García, aquel que justificó la eliminación del "tejido sano", es capaz de decretar que en la guerra no vale el "In Dubio Pro Reo" porque el enemigo no merece tener el beneficio de la duda, quizás porque ese enemigo lo aproveche para matar al adversario. Aquí los extractos  del libro cuyo enlace colgamos más arriba:

Numerosos militares argentinos nos hablan de aquella lucha sin dudar en llamarla guerra. Sucia, pero guerra; más aún, «guerra justa y necesaria». «En la guerra vale todo», nos decía personalmente un conocido jefe militar argentino, justificando la metodología represiva que se aplicó. «En la guerra, el principio de “in dubio pro reo” pierde la validez que tiene en tiempo de paz», nos decía otro alto jefe, justificando como inevitable la muerte de simples sospechosos en aquella represión. «En toda guerra mueren y desaparecen inocentes», proclamaba otro general argentino, explicando así las numerosas desapariciones antes las preguntas de un periodista en la televisión. Son, pues, simples ejemplos dentro de la muy extendida postura —aunque no unánime, dentro del estamento militar argentino— de calificar como guerra al sangriento conflicto que nos ocupa

[...]

Esta desproporción numérica [de muertos "inocentes"] fue, a su vez, pretendidamente justificada por el citado jefe militar aduciendo que, en tiempo de paz, se mantiene el principio de in dubio pro reo, pero que en tiempo de guerra ese principio no puede ser aplicado, pues en tal situación no se le puede conceder al enemigo el beneficio de la duda. En otras palabras: el sospechoso de terrorista, en la duda de si lo es realmente, debe ser tratado como si lo fuera, a diferencia de lo que hubiera ocurrido con un delincuente común en tiempo de paz

Pero si las personas eran atadas en camastros hasta quedar inmóviles, no queda muy en claro por qué se aplica la picana cuando ese detenido ya no tiene la capacidad de aprovecharse del "In Dubio Pro Reo" para matar a nadie. Una cosa es el escenario dinámico de batalla, donde efectivamente en ese campo no se puede dudar en si el hombre que tenemos enfrente es un civil o un soldado enemigo: hay que disparar igual. Otra totalmente distinta es fuera de ese escenario inmediato de combate

Y si los militares tienen miedo que, al liberar al detenido por falta de mérito, éste sea verdaderamente un terrorista que finalmente mata, pues ¿Qué decir del escenario de la paz? En la paz también enfrentamos ese problema: liberar a un sospechoso que finalmente es un delincuente común. En ese sentido la "guerra" librada contra el subversivo tiene el mismo valor que la paz en el In Dubio Pro Reo, pero parece que nuestros amigos de traje verde y botas no lo entendían de ese modo. Pareciera que era imperativo asesinar a gente desarmada porque sí


La perversión y la deficiente inteligencia militar, así como otros elementos de la psicología humana, aún la psicología de aquel que simplemente colabora sin sentirse a gusto, se sintetizan en los siguientes párrafos del testimonio del ex-sargento Ibañez:
"Se torturaba de sol a sol, todo el tiempo. Con el 'Charro' escuchábamos los gritos que venían de las oficinas de los interrogadores mientras preparábamos la comida en el quincho. Y nosotros hacíamos como que no pasaba nada. ¿Qué podíamos hacer?
A veces llevaban desde los pabellones a tres o cuatro detenidos al mismo tiempo. Los formaban en fila frente a la puerta de la oficina de interrogatorios y los hacían pasar de a uno. Los que estaban en la cola para ser interrogados escuchaban los gritos del que estaba adentro [...] Pobrecitos. Según me dijeron era para hacerles acción psicológica. Después les tocaba a ellos y se acababa la psicología. Yo pasaba y los veía haciendo cola para que los torturaran 
Los interrogadores no tenían horario. Cuando salía un 'blanco', tenían que hacerlo, de noche o de día, porque los operativos se hacían de acuerdo con lo que declaraban los detenidos. Apenas les arrancaban un dato salían a buscar a esa gente"
"Morían en la picana, morían en el submarino o de cualquier otra forma que habían ingeniado para divertirse, como pasó en esa época de las inundaciones que venían del norte [...] Entonces, alguien trajo algunas de las víboras que llegaron con la crecida, una mente maligna. Las usaron como material de tortura, lo mismo que las mordeduras de los perros de guerra. Era terrorífico. De esta manera murieron muchos inocentes, otros quedaban agonizantes. Ahí corría 'Yoli', la doctora, para tratar de salvarlos. Pobre mujer. Yo nunca vi a nadie tomar clases para aprender a torturar. ¿Dónde lo habrán estudiado?, me pregunto yo. Eso sí, ellos [los torturadores] llegaban contentos a toda hora"

Por lo general el señor Nicolás Márquez tiene instintos defensivos asentados con respecto al tema de la tortura... tal vez porque sepa que es un planteo difícil en el que no puede salir muy airoso. Por eso, cuando en sus videos Márquez enfatiza que no está de acuerdo con el método militar que se utilizó, él se refiere a la desaparición de la persona pero no menciona la tortura. En sus libros sin embargo, tarde o temprano lo tiene que tocar y sale con justificaciones extrañas como las vistas en este posteo


-Otros casos en el mundo acerca de la efectividad de la tortura

En el informe "CIA torture report" elaborado por el Comité del Senado sobre Inteligencia en Estados Unidos, y que trata del desempeño de la central de inteligencia en su lucha contra el terrorismo de Irak:


Allí se tocan algunos aspectos que ponen en duda la aparentemente alta efectividad de los interrogatorios "especiales" en el sentido común: el informe revela no solo algunos métodos atroces de tortura como mantener a un prisionero despierto durante 180 horas, sino cómo la CIA difundió al gobierno información falsa en donde, entre otras cosas, decían que los interrogatorios violentos permitieron el éxito de operaciones importantes



El informe señala que 26 personas de las 119 detenidas, estaban erróneamente encarceladas, y varias fueron también torturadas. El margen de error es del 21%. Uno de los detenidos era incluso discapacitado mental y solo lo encarcelaron para obtener información de la familia


En el caso de Guantánamo, hubo una tasa bastante considerable de prisioneros detenidos durante meses y hasta años (hasta 160, casi la cárcel completa alguna vez), pese a que no tenían elementos para demostrarles nada ni estar convencidos de su peligrosidad:

https://elpais.com/internacional/2011/04/25/actualidad/1303682405_850215.html  

Otro PDF sobre el tema: 

http://ilj.law.indiana.edu/articles/83/83_1_Bell.pdf 

Todo esto permite afirmar que la tortura física y psicológica, aunque no pueda descartarse algún nivel de efectividad, es muchísimo más dudoso sus méritos que sus desventajas, en la obtención de información de calidad. A lo que habría que sumar la arbitrariedad que permite el sistema de poder, como el caso del discapacitado; o los detenidos de Guantánamo 


Otro caso más parecido al "Operativo Independencia" argentino en cuestiones geográficas, es lo que sucedió en Colombia con los para-militares, quienes con la misión de combatir la subversión de la guerrilla, impusieron igualmente flagelaciones insufribles a los pobladores, a los campesinos, etc. Sin resultados muy grandilocuentes que permitan sostener que la tortura impidió la extensión de la guerra, o consiguiera información relevante: 





No hay nada que sostenga la idea de Nicolás Márquez que la tortura sea efectiva en ningún escenario posible, o mejor dicho, más efectiva que el umbral tolerado de márgenes de error y de ineficiencia que, por lo visto, son bastante altos. Si el detenido en efecto sabía algo importante, tampoco los represores son concluyentes en que la violencia física sea el mejor o único modo de obtener dicha información, o que no puedan impedir las consecuencias de la ausencia de esos datos. No es eficiente la tortura, no disminuye la violencia del bando "enemigo": Colombia tuvo casi 10 años con las AUC utilizando los métodos antisubversivos y las FARC solo aumentaron su poder delictivo en vez de contrarrestarse 

Como caso paradigmático, Francia fue "pionera" en la doctrina contrainsurgente de la interrogación por tortura, y la aplicó en Indochina y Argelia ¿Cómo terminó eso? ¿Ganó Francia? Me parece que no. Estados Unidos utilizó las técnicas contrainsurgentes en el Programa Fénix de la guerra de Vietnam ¿Fue un éxito? ¿Ganó Estados Unidos?........ sorprendentemente, o no tanto, los apologistas y represores argentinos suelen decir que la dictadura del 76 ganó la guerra de las armas pero perdieron la cultural. Considerando que los combatientes de guerrilla fueron poquitos, la mayoría de los represaliados corresponderían al "campo cultural" de esa guerra ¿Y dicen que perdieron la guerra cultural? Se ve que tampoco les funcionó el método de tortura

O sea que ni siquiera hay que dejar de torturar por cuestiones morales o por miedo de atrapar al equivocado. Piensen solamente en que la revelación de la tortura supone un golpe en contra de la "batalla cultural" que persiguen ganar

Todavía si aceptamos que el caso argentino es un éxito porque Montoneros y PRT-ERP dejaron de operar militarmente; en comparación con Estados Unidos, Francia y Colombia podemos decir que el caso argentino fue un éxito de casualidad. No porque el método en sí resulte efectivo



Por todo lo visto, la tortura solo sirve en dos cosas seguras: para obtener citas en un esquema piramidal, y como método de castigo. No se conoce gran utilidad estadística en la obtención de información relevante. En la foto vemos a torturadores estadounidenses en la cárcel de Abu Ghraib, durante la invasión de Irak. Estas fotografías fueron sacadas por los mismos torturadores como forma recreativa, asi que es evidente que no estaban atormentando en ese momento a sus prisioneros para obtener información, sino por diversión 


*La tortura "consensuada" de la violación sexual

El represor de la policía de la provincia de Buenos Aires, Norberto Cozzani, en una entrevista con el periodista apologista Horacio Palma, fue implacablemente sincero en explicar esta metodología. Resulta que el periodista se hallaba contrariado en defender al represor de Bahía Blanca, Julián Corres. Para el periodista, se ve que torturar salvajemente con soplete y submarino no le debía parecer una inmoralidad, pero no podía defender al represor Corres porque estaba acusado de violar a una prisionera. Ese era el conflicto espiritual que tenía el periodista: no le preocupaba defender a un torturador, sino a un violador. Por eso acudió a su amigo, el represor Cozzani, para que le ayudara a entender la situación, la "verdad histórica" sobre las violaciones sexuales al enemigo subversivo. Cozzani, según su amigo el periodista, dijo lo siguiente:

"El procedimiento era el siguiente: se elegía a una detenida, se la maltrataba, tal vez por unos días se la privaba de alimentos y hasta de agua, luego venía alguno de los guardias y le ofrecía un arreglo a cambio de mejorar su situación”

“El arreglo consistía en la mayoría de los casos en el acceso carnal. Si este método no daba resultados se utilizaba otro, un poco más coercitivo: cuando se ejercía presión física sobre la detenida se le ofrecía elegir entre el interrogatorio o el acceso carnal, y en la mayoría de los casos las detenidas accedían. Y si todo ello no era suficiente se le hacía elegir entre su vida o la satisfacción sexual del carcelero”

Así, el periodista se siente mucho más aliviado consigo mismo y escribe: 

"Como verán, en ningún caso se trata de una violación ya que la mujer accede por propia voluntad al acuerdo que se le propone, por lo cual [los imputados] estarían eximidos de ese aberrante delito”

Extraña forma de razonar del periodista: el mismo represor Cozzani le está diciendo que las detenidas eran "coaccionadas" a aceptar la violación sexual para evitar el suplicio de la tortura física o la muerte. El periodista, ya sea por burro o por psicópata, lo interpreta como algo "consentido" y por tanto la violación sexual no existió por parte del imputado Corres, ni por parte de ningún acusado de ese "aberrante delito" (al menos el periodista sabe que es "aberrante" un delito de esa envergadura. No es totalmente psicópata ni burro)

El artículo de este impresentable periodista con las confesiones de su "amiguito", apareció en el año 2008 en el blog apologético "La Historia Paralela". Lamentablemente al día de hoy el sitio no existe, pero algunos extractos de esa entrevista fueron reproducidos en la siguiente nota crítica: 


En el libro "Memoria del Miedo" de Andrew Graham-Yoll, un represor entrevistado en 1986 remata con un arrebato más libidinoso. Pag. 201:

Uno no puede no excitarse maniobrando sobre un cuerpo desnudo, totalmente indefenso. Los movimientos que produce la picana parecen exigirlo. Son tan vulnerables en su semiinconsciencia… Es una tentación. Hay que hacerlo


-El escenario de la Ticking Time Bomb

Nicolás Márquez en su libro "La Otra Parte De La Verdad", en la página 78-79, justifica la tortura mediante el escenario de la "ticking time bomb". Para quien no sepa, se trata del escenario donde un delincuente coloca una bomba y la policía a contratiempo debe torturarlo para obtener información y salvar muchas vidas. Veamos qué dice Márquez:

"Al respecto, un brillante intelectual [sic] como Mariano Grondona afirma: "Quien sólo atienda a la racionalidad respecto de los fines, suscribirá la frase atribuida a Maquiavelo: "el fin justifica los medios". Quien sólo atienda a la racionalidad respecto de los valores hará suya la frase a la que adhería Immanuel Kant: "que se haga justicia, aunque el mundo perezca"
 
En los casos-límites, salta a la vista el conflicto entre ambas racionalidades [el remarcado pertenece al libro]. Nozick imagina a un policía que se ha vedado a sí mismo torturar en nombre de un valor: los derechos humanos. Pero ocurre que su prisionero sabe dónde está la bomba atómica que hará volar la ciudad en un par de horas y que ya no queda otra manera de extraerle esa información vital para la supervivencia de millones de personas fuera de la tortura. ¿Qué hará en este caso el policía moral? Para que se cumpla un principio, ¿dejará perecer a la ciudad? Por eso Weber sugiere que no hay una, sino dos éticas. La ética de la convicción nos dice que debemos obrar según valores. La ética de la responsabilidad nos dice que debemos medir las consecuencias prácticas de nuestras acciones. La 'moral de la convicción' es sostenida habitualmente por teólogos, filósofos y periodistas; por todos aquellos que juzgan la situación desde afuera, sin tener en sus manos el poder de administrarla o cambiarla. La 'moral de la responsabilidad' es propia de los políticos, los empresarios y los militares, de todos aquellos de cuyas decisiones depende la evolución concreta de los acontecimientos. Los primeros creen en la teoría. Los segundos, en la práctica. El riesgo de los primeros es el utopismo. El de los segundos, el cinismo. El mundo real es una mezcla de las dos morales: de la predicación de Cristo y las decisiones del César" 

El link siguiente ilustra que ese escenario tiene varios problemas epistémicos que impiden que suceda en la realidad:

https://www.hrw.org/legacy/wr2k5/darfurandabughraibSP/6.htm 

El propio fiscal Strassera en el juicio a las juntas, también menciona la imposibilidad de la ticking time bomb. Dijo al respecto:
"El general Harguindeguy expuso a monseñor Hesayne la idea que los máximos responsables de la represión ilegal no se atrevieron a plantear ante Vuestra Excelencia: la justificación de la tortura. Harguindeguy y otros oficiales superiores exponían a monseñor Hesayne el siguiente caso: un hombre puso una bomba en un edificio, esa bomba va a explotar en 10 o 20 minutos y puede matar a las 200 personas que allí viven. Le preguntaban si no era lícito torturar a ese hombre para obtener la información que salvaría tantas vidas. El obispo católico les respondió: "No señor general, el fin no justifica los medios", y si bien comparto plenamente la respuesta del obispo, voy a desarrollar el problema desde la perspectiva jurídica: 
El autor del particular caso de tormentos que propuso el general Harguindeguy podría intentar justificarse en un proceso penal, afirmando que torturó para evitar un mal mayor, la muerte de 200 personas, para que el juez lo absolviera. El autor de tormentos debería demostrar que concurren todos los requisitos elegidos para el estado de necesidad. Por el artículo 34 del Código Penal deberá acreditar, en consecuencia, que el mal era inminente, es decir, que la bomba realmente iba a explotar en 10 o 20 minutos, pero, además, deberá demostrar que la tortura era la única forma de evitar la muerte de las 200 personas; es decir, que no había posibilidad de desalojar el edificio y que su tamaño y la cantidad de personas que podían participar en la búsqueda impedían encontrar primero la bomba en ese corto tiempo. Sólo después de ello debería también demostrar que se pueden salvar vidas humanas perjudicando la integridad física de una persona. Sea cual fuere la respuesta a este interrogante, aun cuando se aceptara que en esas circunstancias la tortura se justifica, ese hipotético caso no constituiría un precedente a tomar en cuenta en esta causa
En ninguno de los casos por los que estamos acusando se ha podido acreditar que concurran las excepcionales circunstancias del caso propuesto por Harguindeguy. Pero si en la causa no se acreditó que fuera necesario torturar en algún caso individual, menos aún se pudo acreditar la necesidad de implantar la tortura como método de investigación. Lo triste del caso es que esta era la intención del general Harguindeguy: justificar la tortura como método de investigación, justificar la idea de que era necesario detener gente y torturarla para ver si sabía algo. Retomando el caso propuesto, y si no se hubiera logrado individualizar al que colocó la bomba, tendríamos que llegar a la conclusión de que podría torturarse a los habitantes del edificio, pues serían sospechosos de haber puesto la bomba. De esta forma, los del 3 H, los del 4 D, pasan de su estado de posibles victimas de la bomba al de posibles víctimas de la tortura. De esa misma forma, los ciudadanos argentinos pasaron de ser un posible blanco de la guerrilla a convertirse en un posible blanco de un sistema de investigación que comenzaba con la tortura y terminaba con la muerte"
Link del alegato de Strassera:

http://www.desaparecidos.org/nuncamas/web/juicios/juntas/acusa.htm 

Olvidemos por un momento la cuestión ética de la tortura y vamos a suponer que sea aceptable torturar en este escenario de la ticking time bomb. Pero ocurre algo bastante malo con ese escenario que los teóricos notan: es imposible que ocurra alguna vez. Sucede que las fuerzas armadas, primero, tienen que estar absolutamente seguros de que existe una bomba en un edificio ¿Y eso cómo se sabe? Es imposible ¿Usted lector sabe acaso si en todos los edificios de la Argentina que tenemos no hay una bomba escondida? No lo sabe excepto cuando ya explota, si encuentra la bomba de casualidad o si recibe una amenaza de bomba. Segundo, aún cuando milagrosamente usted sepa que en un edificio X hay una bomba ¿Cómo sabe usted quién es el delincuente que ha puesto la bomba? Vamos a imaginar que en el edificio de su casa usted descubre una bomba, y no hay posibilidad de evacuar a sus vecinos porque la bomba estalla si alguien sale afuera. Supongamos que nadie pueda desactivarla (ya son demasiadas suposiciones para que un escenario así ocurra en la realidad) ¿Quiénes son las futuras víctimas de la desgracia? Los inquilinos del edificio ¿Quiénes son los sospechosos de la desgracia? Pues también los inquilinos son sospechosos

El problema no es localizar a un sujeto que puso una bomba, ya que es la misma tarea que debe ejercerse para localizar a cualquier delincuente; el problema es localizarlo en las circunstancias de urgencia e imposibilidad de evacuación que plantea la ticking bomb, para justificar en ese estado de urgencia la tortura

Peor aún: supongamos que individualizamos al sujeto y conseguimos toda la información que necesitamos. Tenemos al terrorista y debemos torturarlo, pero éste no confiesa. Sabemos que tiene un hijo recién nacido, o que es un menor de edad ¿Torturamos al menor de edad para que confiese el terrorista? Y no, no estamos haciendo teoría con golpes bajos. Hay testimonios de niños torturados en Argelia, en Chile, y en otros casos históricos. En la dictadura Argentina, véase el caso de Floreal Avellaneda, de 15 años, torturado y asesinado empalado solamente como venganza por no poder localizar los torturadores a su padre. Tenemos el caso de Lordkipanidse: le pusieron su hijo recién nacido en el abdomen, y le aplicaron picana eléctrica al detenido y el bebé (participó el famoso represor Astiz en este episodio):

http://www.desaparecidos.org/arg/testimonios/lord.html 

Todavía creamos que es necesario torturar al menor de edad para salvar la humanidad, en un estado de necesidad justificante o exculpante. Eso está lejos de resolver los problemas epistémicos de la ticking time bomb 

Este escenario de la ticking bomb es el que tanto Márquez en sus libros como los asesinos del golpe han intentado poner en la mesa para excusarse. Sin embargo, no hay ningún caso en los hechos cometidos por la dictadura, donde se haya cumplido con el escenario de la ticking bomb. Es que es prácticamente imposible que exista la ticking bomb; asi que se infiere legítimamente que apologistas rancios como Márquez utilizan una hipótesis remota como justificación de situaciones que nada tienen que ver. Los apologistas del gobierno de George Bush también intentaron colar la falsa teoría de la ticking bomb para sus asuntos en Irak, los franceses con Argelia también. Pero de los miles de torturados y asesinados por estos gobiernos, no se ha cumplido casi nunca con el escenario de la "ticking bomb". Esta teoría tiene serias fallas en la epistemología que impiden que en la realidad suceda, o mejor dicho es casi improbable

Márquez presupone muy equivocadamente que cuando el ejército argentino captura a una persona, esa persona tiene los datos que necesitan ¿Cómo puede saber el ejército que esa persona a la que capturaron tenía la información que buscan? Volvemos al ejemplo del edificio: de esas 100 personas, es posible que una 1 o 2 tengan información sea por autoría o por complicidad en la colocación de la bomba o por simple accidente, pero ¿Cómo se sabe quiénes son? ¿Se deben torturar a las 100 personas, solo para salvar a esa mayoría que ha sido torturada? ¿Cómo explicamos que las víctimas pasen a ser sospechosas y candidatas a la tortura, y después de nuevo re-victimizadas cuando se salve del peligro? Es un ciclo perverso en su contradicción. Pareciera que a nuestro escritor apologista Márquez le gusta la dialéctica de la contradicción, justo él que dice ser anticomunista

Si por cada delincuente que azarosamente capturamos debemos torturar a miles de inocentes, el método militar tiene la misma efectividad que si yo dijera que para eliminar la pobreza debemos matar a todos los pobres, o para eliminar el SIDA hay que matar a todos los que tienen el virus; es decir una efectividad 100% contraria al sentido de la ciencia. Es anticiencia (y en el caso que nos ocupa, ni siquiera tenemos la garantía de capturar al delincuente real)

En este hipotético escenario, la tortura se convierte en una productora de castigo o de errores, pero no serviría para obtener información imprescindible. Puesto que si es un inocente el torturado, entonces el interrogador falló; y si es culpable el torturado, entonces el interrogador no necesitaba torturarlo porque ya sabía de la culpabilidad. Y si lo torturan porque no saben cómo desactivar la bomba, entonces tendríamos que felicitar al terrorista por su genialidad, ya que logró fabricar una bomba tan novedosa que ninguna brigada anti-explosivos del Estado puede desactivarla ni romper el supuesto cerco que mantiene a las víctimas atrapadas sin salir

Incluso si torturáramos por placer en vez de la necesidad de obtener información, los problemas epistémicos continúan ¿Cómo saber si la persona que he atrapado es delincuente, ante la ausencia de un Juicio probatorio?

Ahora, el escenario de la Ticking Time Bomb es una excusa canallesca para una guerrilla selectiva y no terrorista, que además intentaba ajusticiar muchas veces por retaliación ante la represión, y carecía de una dinámica acorde al nivel de torturas incesantes de las fuerzas armadas. Resulta poco creíble que los represores torturaran al detenido porque estaban totalmente temerosos que estallara en pocas horas una bomba que elimine muchas vidas ¿Acaso cuando atormentaron y mataron a Floreal Avellaneda era porque tenían que salvar un restaurante o edificio de una posible bomba de la guerrilla? ¿Cuántos atentados con bombas provocó la guerrilla que desencadenaran decenas de víctimas mortales, ya sean atentados selectivos o indiscriminados? ¿Hubo tantos atentados con decenas de muertos para justificar esa urgencia masiva en los centros clandestinos? Los apologistas no pueden justificar siquiera la línea de demarcación donde comienza la persecución ¿Si la eventual bomba estalla en pocas horas se puede torturar? ¿Si estalla en una semana? ¿Si estalla en un año? no es claro: se podría torturar a una persona por una bomba que tal vez la coloque dentro de 10 años!!! una suerte de Minority Report in extremis ¿Y cómo sabremos la línea entre especulación y realidad? Pues podríamos torturar a un sujeto que efectivamente quiere colocar una bomba en pocos días o semanas, pero también se llegaría a torturar porque suponemos que colocará bombas sin saberlo fehacientemente. Es jugar con futurología

Además que si tuviéramos que atormentar gente porque van a sucederse asesinatos en el futuro inmediato (pero no inminente ni precisable), entonces estaríamos torturando gente todos los putos días en centros clandestinos masivos, ya que la delincuencia actual mata a más de 1 persona por día (mucho más que lo que hicieron los guerrilleros)

Lo más parecido a un caso de Ticking Bomb lo tenemos de parte del testimonio del torturador represor Héctor Vergez, quien en su libro "Yo Fui Vargas: El Antiterrorismo por Dentro", escribe que Montoneros planeaba matar al periodista Bernardo Neustadt por colaborar con la dictadura militar. Ese dato se lo confirmó una "terrorista" en un interrogatorio "fuerte". Vergez remata el capítulo de su libro:

En un programa con Mariano Grondona me limité a decir que con un interrogatorio fuerte, había salvado la vida de un periodista importante. En rigor de verdad, <<Montoneros>> había proyectado el asesinato de Bernardo Neustadt. Puedo reafirmar que el hecho es indubitable para la inteligencia militar

pag. 195:


Si creemos en la palabra de este tipo, y aún aceptando estos casos como "triunfos" del método, resulta estadísticamente insignificante como para avalar la tesis apologética


Represores como Etchecolatz en su libro "La Otra Campana del Nunca Más" utilizan como argumento legitimador de la tortura, el precedente que sentó implícitamente la Corte Suprema de Israel, que avala el castigo físico frente a situaciones donde se encuentren en peligro la vida de las personas, y cuando se sospeche que el eventual torturado conoce información sobre el atentado a ocurrir. Estos ejemplos lo único que hacen es demostrar la debilidad de todo este problema. La Corte Suprema de Israel difícilmente tenga algún caso resonante donde la tortura se haya aplicado en los presupuestos que ella demandó de estado de necesidad. Más bien, ese precedente para lo único que sirvió es para dejar las manos libres a los torturadores israelís de atormentar a cualquier delincuente (o simpatizante) del "terrorismo palestino", sin necesariamente cumplir con el estado de necesidad o el escenario de la Ticking Time Bomb



El Contraalmirante Horacio Mayorga justifica implícitamente la tortura por la defensa del "bien común", aludiendo brevemente al escenario de la ticking time bomb ("si ponen una bomba en su casa...")


Al menos tenemos que reconocer que Nicolás Márquez y Agustin Laje son lo suficientemente "progresistas" para aceptar la existencia de torturas. Que hay apologistas mucho más extremos que niegan su existencia o lo minimizan a niveles puramente anecdóticos (como si fuera la excepción y no la regla o algo frecuente). Un caso de ello es el periodista Carlos Manuel Acuña (del cual Márquez le tiene buena estima intelectual) en libros como "Los Traidores", donde realiza tergiversaciones y recortes tan monstruosos de declaraciones que Márquez es sinónimo de moderación y honestidad a su lado. A gente como Márquez y Laje les encantaría tener el coraje de extremistas marginales como Acuña, pero ellos quieren dirigirse a un público más amplio y por lo tanto deben resignar las aristas más ásperas del apologismo para que su narrativa cuele


Pero: suponiendo que el escenario de la "Ticking Time Bomb" pueda realizarse ¿Es legítima la tortura?

En este link, un interesante artículo donde podría justificarse moralmente la tortura en algunos casos puntuales. No hacemos valoraciones éticas al respecto de este artículo, Sin embargo en ninguno de esos casos la dictadura argentina tiene cabida aquí, ya que no cumple ninguna de las situaciones propuestas:

https://webcache.googleusercontent.com/search?q=cache:9VmOzqEAYBsJ:https://dialnet.unirioja.es/descarga/articulo/5627153.pdf+&cd=1&hl=es&ct=clnk&gl=ar&client=opera  

Pero como opinión personal, el problema no está en si se justifica o no se justifica la tortura, sino en si puede entenderse la motivación del torturador

Hagamos el clásico ejemplo de la Ticking Time Bomb, llevado al paroxismo: "¿Puede asesinarse a 1 inocente para salvar a toda una ciudad de miles de habitantes?": se podrá decir que es válido matar al inocente, o que no es válido. Lo que no puede hacerse, es juzgar y condenar a una persona que eligió una de las dos opciones, como si hubiera elegido la incorrecta; cuando no hay respuesta absoluta 

Con la tortura: "¿Es válido torturar a una persona culpable para salvar a una ciudad, incluyendo la salvación del culpable? ¿O torturar a un inocente con información para salvar la ciudad?" aplica la misma respuesta a la anterior: debemos entender al torturador si eligió esa opción de atormentar, en franca imposibilidad de saber cuál era el camino correcto. Entender no es justificar, aunque del algún modo ambas conduzcan a no juzgar ni condenar

Pero en la dictadura argentina, chilena y otras que se dieron en el continente, la capacidad del torturador para inteligir la realidad de su alrededor, para descubrir que las cosas no "cuadran", evita cualquier dilema moral al estilo de la Ticking Time Bomb; aún con una intensa manipulación psicológica de sus superiores o la propaganda. Vamos a suponer que inicialmente le creemos al torturador que ejecuta sus operaciones, pensando él de buena fe que su prisionero es la encarnación de todos los males. Esta creencia fue gestada por el intenso adoctrinamiento militar al que se lo expuso. Vamos a creer que los torturadores están, en principio, carcomidos por la interesada propaganda de sus superiores sobre el "demonio subversivo" que mata gente y tiene poder enorme de conquistar el país; lo que les permite atormentar sin compasión a mujeres, hombres, ancianos........ pero el torturador, si tenía un mínimo sentido de responsabilidad para justificar su trabajo, debía realizar las correspondientes evaluaciones estadísticas que le permitieran inferir que torturar a ese "demonio subversivo" le traía réditos lícitos como, por ejemplo, bajar la tasa delincuencial inmediatamente; y que el método era lo suficientemente eficiente para obtener ventajas rápidas al mínimo costo posible 

Sin embargo, el torturador no podía desconocer que los centros clandestinos se llenaban compulsivamente y que no había proporción ni relación entre los asesinatos de la guerrilla y la cantidad gigantesca de detenidos que entraban al sistema concentracionario; no podía desconocer que la propaganda del demonio subversivo no lograba traducirse a la realidad con una capacidad ofensiva magnificente de esos demonios (no dominaban territorio los guerrilleros siquiera). El "adoctrinamiento" al que pudo ser sometido un torturador no anula su sentido crítico ¿Tan peligroso era el "enemigo subversivo" que ni siquiera podían copar exitosamente un cuartel y sostener la pelea?



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