El mito de los "daños colaterales" de la guerra antisubversiva


"En toda guerra hay inocentes muertos, hay daños colaterales. Incluso en la segunda guerra mundial se recuerdan los episodios como el bombardeo de Dresde o la bomba de Hiroshima y Nagasaki, que no eran objetivos militares y segaron muchísimas vidas inocentes"

Tales argumentos, con mayor o menor decoro, son esgrimidos tanto por apologistas como Nicolás Márquez como por represores de la talla de Ramón Genaro Díaz Bessone

Más explícito todavía es el abogado Alberto Varela en el prólogo del libro del represor Díaz Bessone "Testimonio de una Década". Si bien parece no referirse al daño colateral en sí mismo (a la "víctima inocente"), luego licúa todo en el impreciso término de "supuesto" y "exceso" que podría abarcarla. Al respecto comenta: 

Recordemos, finalmente, que la Resistencia francesa, sólo entre junio de 1944 y febrero de 1945 habría ordenado 105.000 ejecuciones sumarias. Las represalias hacia los colaboracionistas prosiguieron después que la Wehrmacht abandonó el territorio de Francia. Se ha calculado que luego de finalizadas las operaciones bélicas se efectuaron aproximadamente 20.000 ejecuciones de supuestos colaboracionistas. Obsérvese que la amnistía sancionada por el gobierno de postguerra fue extendida hasta el 1º de enero de 1946 para cubrir todas las extralimitaciones cometidas durante el año 1945. A estos horrores podríamos sumar otros ocurridos en Italia, Bélgica, Noruega, Luxemburgo y Dinamarca a partir de su liberación del yugo nacional socialista. Pero ningún exceso altera el principio axiomático según el cual la causa de los aliados fue legítima y su victoria justa

A nadie se le hubiera ocurrido procesar a Truman, Churchill o de Gaulle como consecuencia de las transgresiones cometidas por las fuerzas aliadas durante una guerra que produjo 50 millones de muertos. Los tres quedaron consagrados como líderes que, en momentos cruciales para la supervivencia de la civilización occidental, condujeron a sus pueblos a la victoria. Y nada más. Lo demás, todo lo que entra en el plano de la conciencia moral, quedó reservado al juicio y a la misericordia de Dios [el remarcado pertenece al libro]

extraído de este enlace pag. 178-179: 



Nicolás Márquez dice en el siguiente artículo


Va de suyo que no descartamos la existencia de muertos inocentes y ajenos a estas organizaciones en tan trágico período, pero lo que sí resulta evidente es que estas desdichadas situaciones constituyeron la excepción y no la norma, excepciones que por otra parte se registran toda vez que se produce una guerra civil de carácter irregular


Pero:

-No fue una guerra (véase el apartado correspondiente)

-Como no queda claro qué entienden los apologistas por "inocente", no podemos seguirle el argumento para responder bien: no sabemos si llaman "inocente" a una persona que militaba en Montoneros / PRT-ERP pero no era combatiente (ni colaboraba con el combate)..... o si llaman "inocente" al que no tenía militancia en ninguna organización con brazo armado. O si únicamente llaman "inocente" a una persona que no militaba en nada (sea una organización con brazo armado o sin ella)

Para los objetivos de este posteo específico, limitaremos el concepto de "inocencia" a quienes no militaban en una organización con brazo armado

-En una guerra, los daños colaterales ocurren porque no puede amaestrarse un arma; por ejemplo no puedo amaestrar el fuego de una bomba de un avión cuando la tiro para que su fuego únicamente se esparza sobre objetivos estratégicos, porque eso depende de la física y la química del combustible y el impacto. Para destruir una fábrica armamentística en antiguas guerras iban a bombardear todo un barrio (aún con civiles) por imposibilidad de la precisión aérea perfecta; es el "daño colateral". En cambio el secuestro planificado se puede amaestrar: puedo obtener la voluntad de secuestrar, de controlar el blanco, etc. No es un "daño inevitable de una guerra" lo que ocurrió en la dictadura con los inocentes, como de hecho las desapariciones o las torturas no eran "inevitables"

En este sentido, son bastantes parecidas las excusas del apologismo con la defensa alegada de los acusados nazis en juicio, que oponían los bombardeos aliados como excusa sin sentido para justificar las muertes deliberadas por ametrallamiento a los judíos en el Este (página 51 del siguiente enlace):

http://werle.rewi.hu-berlin.de/Einsatzgruppen.pdf  

Téngase en cuenta, que los crímenes del Escuadrón 731 de Japón contra China o el holocausto ocurrieron en medio de una guerra, y nadie los tilda como "inocentes muertos como sucede en toda guerra" porque el contexto de esas muertes es muuuuy distinto a los bombardeos en una ciudad por la artillería de guerra

-Los aliados de la segunda guerra mundial no fueron condenados porque obviamente ganaron la guerra, y sólo las personas que no tienen poder van a caer al sistema judicial; sino fíjense a quienes juzgan en la Corte Penal internacional. Pero eso no significa que, si tuviésemos la oportunidad de juzgarlos, no lo hagamos. Los apologistas son unos vivos bárbaros que teorizan que, como los militares "ganaron" la guerra, no se los debe juzgar incluso teniendo la oportunidad de hacerlo

Y si tuviéramos que seguir esa regla de tres de "en las guerras no se respetan los derechos" -y por lo tanto es injusto que nuestros amados militares vayan presos-, entonces con la misma lógica deberíamos abolir el Código Penal porque se continúan cometiendo delitos y crímenes diariamente. Sin embargo, estoy muy seguro que si le dijéramos eso a Agustin Laje y Nicolás Márquez, nos tildarían de "abolicionistas" y "zaffaronistas". Curioso ¿no?

-Sin justificar las bombas atómicas, había un móvil "razonable" por parte de Estados Unidos: detener a Japón, evitar una invasión sangrienta y, tal vez, probar la efectividad de la bomba atómica en un escenario de guerra mundial como forma de paralizar la irrupción de nuevas guerras mundiales; con independencia de otros móviles más interesados y repudiables. Pero cosa muy diferente a las cantidades industriales de muertes de no-combatientes en la dictadura militar argentina de 1976, o a lo que hicieron los franceses en Argelia. Que nuestros represores argentinos torturaran hasta la muerte a cientos de no-combatientes, no influía en lo absoluto como mecanismo directo de presión en las fuerzas combatientes de Santucho y Firmenich, ni tampoco era el objetivo de los militares. Cuando torturaron y empalaron al chico de 15 años Floreal Avellaneda, a los militares poco les importaba que eso funcionara como presión a la guerrilla combatiente, está claro que ese no era el motivo de la tortura hacia el niño; tampoco Firmenich o Santucho conocían directamente a Avellaneda y los cientos de inocentes masacrados

-Incluso si aceptamos generosamente que el secuestro y la tortura sean daños colaterales, sigue sin entenderse por qué el asesinato es un daño colateral

A lo sumo, se puede ser víctima colateral del secuestro y la tortura: por ejemplo los militares te confunden con otra persona, te secuestran y te atormentan por error. Y listo, eso es un "error" o "víctima inocente" para el estándar apologético y para el nuestro ahora. Pero una vez que esa persona dejó de ser torturada y es puesta en la cuadra de detenidos ¿Por qué deciden matarla? ¿Quién toma la decisión y con qué elementos de prueba la tomaría si es inocente?? Si las máximas autoridades del centro clandestino toman la decisión de matarla aunque sea inocente, eso no es un "error" propiamente dicho ni una desgracia propia de una guerra, ni daño colateral. Deberían haberla liberado si no encontraban pruebas detalladas, conclusivas de su culpabilidad. Si así decidían la vida y la muerte de los inocentes, no se explica muy bien cómo decidían sobre lo que ellos consideraban "culpables"

El apologismo todavía puede apelar a la tontería de la "urgencia" de la guerra (lo que ellos llamarían interesadamente "urgencia"). En una guerra tan dramática como la subversiva solo cabe actuar con celeridad y por eso ocurren estos "errores" en la toma de decisiones de los militares. Pero la tesis de la urgencia, en caso que sea sostenida por los negacionistas, colisiona con su otra tesis de "precisión casi perfecta" donde los militares mataron en el 99% a terroristas criminales apátridas

Tampoco quedaría muy claro por qué hacen desaparecer los restos del asesinado. Los apologistas otra vez te pueden citar la cancioncita de "en toda guerra hay desaparecidos".... pero no precisan por qué en una guerra existen desapariciones. En la guerra de Malvinas, o en la guerra de Corea, o en la guerra de Vietnam, puede haber perfectamente desaparecidos por múltiples razones: una geografía gigantesca y hostil donde se pierden los soldados para no ser encontrados nunca en medio de una batalla; o una bomba destruye los cuerpos de muchas personas; o se pierde la identificación del soldado; o en la celeridad de la guerra no se procede con un correcto protocolo de identificación a los caídos; etc. Nada de eso tiene que ver con los centros clandestinos, donde en todo momento disponían del cadáver masacrado, tenían todo el tiempo del mundo los represores, no había grandes amenazas de atentados a todos los centros clandestinos; y por ende la desaparición del cuerpo fue deliberada, y no como producto de los factores estrictamente bélicos de una contienda (esto corre tanto para las víctimas colaterales o los desaparecidos "culpables", da igual)

-Todo lo anteriormente dicho aplica a aquellos sujetos anónimos, no públicos. Pero hubo víctimas de la dictadura que eran públicas, y los militares sabían perfectamente que no eran "subversivas" (o mejor dicho, sabían que no militaban en organizaciones con brazo armado). Incluso algunas víctimas estaban del lado de los militares o simpatizaban con ellas. Casos muy famosos como el de Elena Holmberg, el sindicalista Oscar Smith, el embajador Héctor Hidalgo Solá, el empresario Fernando Branca, entre otros. Víctimas de la dictadura que tenían una trayectoria reconocible para los militares

A Videla le preguntaron sobre algunos de estos casos. En este recorte de mayo de 1983 del diario Clarín, último párrafo: 



Videla contesta que episodios como el de Smith o Solá deben entenderse en el marco de la guerra. Pero ¿En qué parte de esa guerra se cuelan estos "excesos"? 

Cuando secuestraron, torturaron y asesinaron a Elena Holmberg, los represores sabían perfectamente quién era ella, asi que no fue un error y por tanto tampoco fue un "daño colateral". Cuando desaparecieron a Oscar Smith, idem. Cuando mataron a Héctor Solá, idem

Por poner un simíl facilón, es como si yo hubiese aprovechado la guerra de Malvinas para asesinar a Susana Giménez, y después me hubiese excusado en que esa muerte se produjo en el marco de la guerra ¿Tiene algún sentido? Pues para Videla tendría todo el sentido del mundo 

Es posible que Videla no estuviera de acuerdo con el asesinato de Elena Holmberg o el de Branca. Pero no importa eso, sino que Videla intentaría cerrar filas con sus compañeros de armas y justificar de cara a la prensa que esas muertes se produjeron en el contexto de guerra


Por cierto, hubo daños colaterales o culposos para las fuerzas armadas, pero esto no se debió a la "guerra antisubversiva" de los centros clandestinos, sino a las operaciones de cacería contra los hogares de los perseguidos. En ese sentido, se registraron casos donde la puntería de los militares fue destinada a seres humanos ajenos a los blancos buscados. Un ejemplo de ello la familia Lanuscou: no pasaron por un centro clandestino sino que los militares fueron directamente al hogar de esta familia, y destruyeron el hogar a disparos y explosivos, dejando muertos a la pareja que era el objetivo de los militares.... pero también dejaron muertos a sus dos hijos de 5 y 3 años, que no eran lo que buscaban los represores

Y hubo niños que también fueron torturados, asesinados en centros clandestinos de detención. Eso indudablemente NO es un daño colateral por mucho que se equivocaran de sujeto


Ahora, es gracioso que algunos represores como Díaz Bessone citen el ejemplo de Hiroshima. En aquel suceso de la bomba atómica, la mayor cifra de muertos corresponden naturalmente a civiles, a inocentes. Sin embargo ni Díaz Bessone ni los apologistas más fanáticos como Nicolás Márquez reconocen que los desaparecidos fueran inocentes en su mayoría. Todo lo contrario: eran el 99,99% terroristas criminales apátridas para ellos. Nuestra guerra civil de los años 70 fue una especie de guerra moderna, terrible, dramática, inédita y alejada de la guerra convencional..... donde los civiles ni quedaron afectados por el bando ganador. Una puntería nunca antes vista en una guerra moderna (obviamente los apologistas necesitan incluir a los no-combatientes de Montoneros y PRT-ERP dentro de la "licitud" persecutoria pero aún así no se explica aquellos desaparecidos que no pertenecían siquiera a organización armada alguna)

Comentarios

Entradas populares